Junta General de Accionistas

Antonio Brufau, Presidente de Repsol, y Josu Jon Imaz, Consejero Delegado de la compañía, durante la Junta General de Accionistas celebrada el pasado 8 de mayo de forma telemática.
Antonio Brufau, Presidente de Repsol, y Josu Jon Imaz, Consejero Delegado de la compañía, durante la Junta General de Accionistas celebrada el pasado 8 de mayo de forma telemática. 


Fomentar la resiliencia, priorizar las medidas económicas de corto plazo y apostar por la industria como motor de salida de la crisis provocada por el Covid-19 fueron las principales recomendaciones del Presidente de Repsol, Antonio Brufau, en su intervención en la última Junta General de Accionistas, celebrada el 8 de mayo de forma telemática a consecuencia del estado de alarma.

Para el Presidente de Repsol –quien comenzó su discurso a los accionistas transmitiendo sus condolencias a todas aquellas personas que están sufriendo la pandemia, con un recuerdo especial por el fallecimiento del expresidente de Repsol Alfonso Cortina–, es necesario “lograr una recuperación rápida, priorizando objetivos de corto plazo para que no se dañe de manera estructural nuestro tejido productivo”, siempre salvaguardando que estas medidas sean compatibles con los objetivos de largo plazo y priorizando a las personas.

Antonio Brufau considera necesario priorizar medidas económicas de corto plazo para salir de la crisis

El Presidente de Repsol hizo especial hincapié en la necesidad de apostar por la industria, porque “es indispensable para salir lo antes posible de la recesión que desencadenará la crisis sanitaria”, mejorar la estructura económica y hacerla más resistente ante futuros momentos similares, y apoyar el sector de las exportaciones, “que ante la debilidad de la demanda interna nos volverá a sacar de la crisis gracias a su competitividad, que no debemos menoscabar con excesiva o inadecuada regulación”, así como continuar la lucha contra el cambio climático.

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Las personas, primero

Cabe destacar que, desde que se desató la actual situación, Repsol tomó la decisión de poner todas sus capacidades humanas, intelectuales, industriales y tecnológicas al servicio de su resolución o mitigación. “Nuestra sociedad está dando un ejemplo de solidaridad y sacrificio incomparable. Y Repsol y toda su gente, también”, subrayó Antonio Brufau durante el encuentro, que siguieron por streaming más de 1.720 personas que se conectaron online.

Por ello, la prioridad de la compañía ante la crisis sanitaria, por encima de los criterios habituales de rentabilidad, ha sido proporcionar un servicio esencial en los países donde opera, aplicando, además, todas las medidas a su alcance para proteger la salud y la seguridad de sus empleados, clientes y proveedores. “Siempre hemos tenido claro que nuestra principal aportación a la resolución de la crisis era la de mantener nuestra actividad en marcha, seguir suministrando la energía que nuestras ambulancias, nuestros hospitales, nuestros sanitarios, nuestros hogares iban a necesitar para la lucha contra el Covid-19”, afirmó el Presidente de Repsol.

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A esta tarea se añade el indispensable “suministro de todos esos productos petroquímicos que, tanto para la profilaxis ante el virus como por ser la materia prima de muchísimos productos y herramientas sanitarios, están siendo necesarios en esta batalla”. Para Antonio Brufau, la actuación de la compañía se está basando en la convicción de “ser útiles, no solo a nuestros accionistas, sino a toda la sociedad. En caso contrario, no estaremos cumpliendo con nuestra misión”.

Una compañía resiliente

Una misión que ahora está estrechamente vinculada al Plan de Resiliencia 2020, adoptado por la compañía para hacer frente a las circunstancias actuales y que, en palabras de Josu Jon Imaz, Consejero Delegado de Repsol, “nos permite mantener dos compromisos: la remuneración a los accionistas y la meta de ser una compañía cero emisiones netas en el año 2050”. 

“Repsol lleva muchos años demostrando que es una compañía resiliente, capaz de salir adelante en contextos desfavorables. En la actual situación de caída de precios y crisis del Covid-19, todos los equipos se han volcado en desplegar una vez más todos los mecanismos a su alcance para afrontar este enorme reto”, afirmó Imaz, quien añadió que 2019 fue un año muy relevante para la compañía, “en el que avanzamos en la diversificación de nuestras actividades y en nuestro compromiso con la transición energética, siendo pioneros en el sector tras fijarnos la meta de cero emisiones netas en 2050”. 

El Consejero Delegado también destacó que la labor que Repsol está realizando en este sentido le ha llevado a ser una de las empresas de su sector mejor valoradas y con mayor proporción de inversores ESG (medio ambiente, social y gobernanza, por sus siglas en inglés) en su accionariado. Esto hace que la compañía “esté preparada para afrontar los desafíos que presenta un mundo cada vez más descarbonizado, como actor clave en el desarrollo del modelo energético del futuro”, concluyó.

El Plan de Resiliencia nos permite mantener dos compromisos: la remuneración a los accionistas y la meta de ser una compañía cero emisiones netas en el año 2050

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Fortaleza en un trimestre complejo

En el primer trimestre de 2020, Repsol obtuvo un resultado neto ajustado, que mide exclusivamente el desempeño de los negocios, de 447 millones de euros, lo que refleja la fortaleza y resiliencia de la compañía. Hay que tener en cuenta que esta cifra se alcanzó en un contexto de extraordinaria dificultad, marcado por la brusca y profunda caída de los precios del crudo y del gas, el desplome de la demanda por el Covid-19 y el papel de servicio público esencial desempeñado por Repsol en la crisis sanitaria global.

En este contexto, la compañía, aplicando todas las medidas a su alcance para proteger la salud y seguridad de sus empleados, clientes y proveedores, priorizó su compromiso de garantizar el suministro de productos y servicios energéticos indispensables sobre los criterios de rentabilidad.

La volatilidad de las materias primas impactó en la valoración de los inventarios de la compañía, con un efecto negativo de 790 millones de euros, lo que provocó unas pérdidas netas de 487 millones de euros en el primer trimestre.

Tras analizar el entorno económico, Repsol ha adoptado un Plan de Resiliencia para 2020 que contempla reducciones de más de 350 millones de euros en los gastos operativos y de más de 1.000 millones en las inversiones, así como optimizaciones del capital circulante próximas a 800 millones respecto a lo presupuestado al inicio del año. Pese a este contexto, la solidez del balance financiero garantiza el compromiso de remuneración al accionista durante 2020. El importe de la retribución a los accionistas, bajo la fórmula de Scrip Dividend y en sustitución del dividendo complementario, ha ascendido a 0,492 euros/acción.