Innovación para el mañana

Jaime Martín Juez, Director Corporativo de Tecnologíay Negocios Emergentes de Repsol

Jaime Martín Juez, Director Corporativo de Tecnología y Negocios Emergentes de Repsol.

La tecnología es un factor fundamental para el sector del petróleo y el gas desde sus inicios. Aunque no siempre se perciba, se trata de uno de los sectores más tecnificados a nivel mundial. Hacemos cosas muy complejas, desde hace mucho tiempo y en toda la cadena de valor.

En realidad, toda nuestra actividad pivota alrededor de la tecnología. Desde decidir dónde buscar el recurso, dónde perforar y cómo extraerlo, hasta su logística a la planta de refino y petroquímica, su transformación en productos de alto valor añadido y, por último, el desafío tecnológico de llevarlo a la puerta del consumidor final. Toda esta cadena de valor aplica muy diferentes desarrollos tecnológicos y evoluciona de forma continua. Es decir, la innovación tecnológica es el motor de nuestro sector. Por ejemplo, en Upstream (Exploración y Producción) el entorno donde se opera marca el nivel de desafío tecnológico. En este sentido, el sector del petróleo y el gas ha sido capaz de franquear barreras tecnológicas que en cada época parecían inexpugnables, como extraer recursos offshore a grandes profundidades o en entornos muy exigentes debido a las condiciones climáticas. Y cada una de ellas ha supuesto soluciones tecnológicas diferentes. Lo mismo sucede en la transformación del crudo. Por ejemplo, en las plantas de Refino de Repsol hemos pasado de refinar poco más de una decena de categorías de crudo a ser capaces de hacerlo con más de setenta de ellas muy diferentes por densidad, acidez, etc. Todo ello ha supuesto un gran desafío en ganancia de flexibilidad y fiabilidad de nuestras plantas, resuelto con la ayuda, entre otros factores, de la variable tecnológica.

Nuestro factor diferencial

Investigadora en el laboratorio del Complejo Industrial de A Coruña.

Para Repsol es aún más importante, si cabe, la tecnología. ¿Por qué? Porque es el elemento fundamental que nos diferencia del resto de compañías. Esta ventaja competitiva ha provenido históricamente en el Downstream de una aplicación temprana en las instalaciones de las mejores técnicas disponibles y en el Upstream del hecho de no tener crudo ni gas a nuestra disposición y tener que adelantarnos siempre a nuestros competidores sobre una base tecnológica. ¿Cómo ponemos en valor esa ventaja competitiva? Por poner un par de ejemplos, esa capacidad tecnológica es lo que nos hace una compañía atractiva para que las NOC (National Oil Companies), grandes compañías nacionales de petróleo y gas que poseen la gran mayoría de las reservas mundiales, quieran asociarse con nosotros en la explotación de sus recursos. Y esta apuesta científica es la que permite al negocio de Química vender en China el pasado 2016, de forma muy exitosa, licencias tecnológicas de procesos industriales realizados in house.

El desafío del cambio climático

Pero la tecnología no solo está ayudando a construir la cadena de valor ahora mismo, sino que es un elemento esencial en la transformación de esa cadena de valor para el futuro. Estamos transitando hacia otro tipo de economía que, necesariamente, pasa por reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera para ser capaces de enfrentarnos al desafío del cambio climático.

 

La tecnología es un elemento esencial en la transformación de nuestro modelo de negocio para el futuro

 

Y en Repsol estamos convencidos de que queremos ser parte de la solución. En este sentido, estamos trabajando para ser capaces de implementar a la velocidad suficiente las tecnologías que nos permitan una mayor eficiencia y una reducción de emisiones en cada una de las operaciones e instalaciones de la compañía.

¿Cómo lo hacemos? A través de una política global, que implica a toda la compañía, y de alianzas que nos permitan ser mejores trabajando todos juntos. Un ejemplo claro es la adhesión de Repsol a la iniciativa Oil and Gas Climate Initiative (OGCI), una coalición con otras nueve compañías del sector para la lucha contra el cambio climático. Y, como la solución pasa por invertir en tecnologías que nos permitan reducir nuestras emisiones, la OGCI ha creado un fondo de 1.000 millones de dólares con este propósito. Ello nos está sirviendo para trabajar en la captura, uso y almacenamiento de CO2, una tecnología disponible desde hace 50 años, pero que por diversos problemas de costes, legales y regulatorios no termina de arrancar.

O en la reducción de emisiones de metano, donde ya se está implementando, por ejemplo, tecnología de drones con infrarrojos alimentados por energía solar que monitorizan de forma permanente los activos para detectar posibles fugas.

El planteamiento que subyace es: ¿en qué áreas podemos ser mejores trabajando juntos? Porque si le va bien a uno, nos va bien a todos. Y siempre con la mirada puesta en ser capaces de generar la energía que la sociedad necesita, sin comprometer a las generaciones futuras.

Eficiencia en cifras¿Cómo innovamos?

Por supuesto, en cuanto a innovación tecnológica, hay ámbitos de competitividad claros y donde ser los primeros marca la diferencia en cuanto al potencial de generación de resultados futuro. Además, los competidores no son solo los tradicionales, sino que irrumpen nuevos actores, como Google, Apple, Amazon…, que van a tener algo que decir en el futuro. ¿Cómo afecta a Repsol en su innovación tecnológica? De varias maneras. Transitamos de una forma muy rápida a un modelo de innovación colaborativo y abierto. Es decir, ya no importa si la innovación se lleva a cabo interna o externamente. Lo importante es apostar por los desarrollos científicos que nos permitan ayudar en los desafíos del negocio en toda la cadena de valor. Por ello, hay desarrollos que se están llevando a cabo en nuestro Centro de Tecnología Repsol o en nuestros complejos industriales. Pero también tenemos científicos trabajando en Harvard, en Palo Alto o en Nueva York, por ejemplo. Además, buscamos de forma permanente e invertimos en ideas. Ahí la labor del Fondo de Emprendedores de Fundación Repsol es fundamental, apoyando a gente que tiene buenas ideas, pero aún incipientes, que necesitan pequeñas inversiones que les den el oxígeno para madurar esas ideas hasta convertirlas en una startup de éxito.

Tecnologías frontera

¿Hacia dónde nos dirigimos en esta carrera tecnológica? Sin duda, Repsol tiene que seguir trabajando en las tecnologías frontera, como la inteligencia artificial, o en los desarrollos waste to fuels para seguir siendo una compañía que genere valor a los accionistas y compatible con los estándares medioambientales más exigentes. Y, además, con un objetivo muy claro: brindar utilidad a nuestro negocio. 

En el caso de la inteligencia artificial, está avanzando a gran velocidad como soporte a los procesos de toma de decisiones. Esto supone el desarrollo de algoritmos matemáticos capaces de procesar infinidad de datos y de información desestructurada que te permita, por ejemplo, modificar online tu decisión en el mismo momento de una perforación de un pozo. Ello hará que podamos responder a cuestiones del tipo: ¿cómo soy capaz de operar de forma mucho más eficiente generando un impacto nulo en mi entorno? O ¿cómo soy capaz de poner en valor mis activos para que puedan aprovechar las variaciones de mercado rápidamente? Todas estas metodologías proporcionarán, además de velocidad de cálculo, exactitud y, con ella, disminución de riesgos.

 

En Repsol estamos trabajando para ser parte de la solución a los desafíos de la sociedad y construir nuestro modelo de negocio de mañana

Innovación para el mañanaOtra frontera clara en la que ya estamos trabajando es maximizar el número de acciones enmarcadas en el concepto de economía circular. La eficiencia máxima (mínimo uso de energía, mínima generación de residuos, etc.) exigida para los procesos industriales va a ser una variable clave a considerar en la competitividad futura de las operaciones de la compañía. Aquí la tecnología juega un papel relevante, aportando soluciones para tener efluentes líquidos sin contaminantes o procesos sin residuos, por ejemplo. El trabajo en Refino, en este ámbito, incluso va más allá y ya estamos poniendo en marcha plantas de demostración donde convertimos residuos plásticos en aceite sintético que podemos incorporar a las corrientes de las plantas. Esto nos hace ser más competitivos y además, como decíamos antes, ser parte de la solución. Lo importante no es de qué tecnología se trate o quién la desarrolla, sino que estamos viviendo inmersos en un cambio de modelo energético y en Repsol estamos trabajando para contribuir con nuestra parte para superar los desafíos de la sociedad actual y para construir nuestro modelo de negocio de mañana.

Sostenibilidad, en el centro

La sostenibilidad en las empresas de petróleo y gas ha pasado a estar en el centro del negocio. La única manera de pervivir en el tiempo para una compañía energética es ser sostenible, y la tecnología nos ayuda a trabajar de forma segura y fiable. En Repsol apostamos por la sostenibilidad para generar valor hoy y en el futuro.
Los inversores socialmente responsables (ESG, por las siglas en inglés de Enviromental, Social and Governance) tienen muy claro este concepto. Ellos tienen en cuenta, como una ratio de riesgo financiero más a la hora de conformar sus carteras de inversión, los criterios sociales, medioambientales y de gobernanza corporativa. Un 11% de la base accionarial de Repsol son inversores ESG, y van en aumento. La confianza generada por nuestra compañía tiene que ver con la consistencia de nuestras acciones y con la transparencia. Así, los rankings a nivel internacional de analistas especializados en ESG dicen que somos la compañía más transparente del sector en decir qué hacemos, cómo lo hacemos y, sobre todo, la medida en que lo hacemos.

 

Innovación en un minuto