Destinos remotos

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Norberto Atapuerca

En el norte de la provincia de Burgos, dentro de la comarca de Las Merindades, se encuentra el Valle de Tobalina, mi lugar ideal de descanso. Como buen valle, está rodeado de montañas, Sierra de Árcena y Montes Obarenes, lo que le da un clima más suave de lo que es habitual en la meseta. El valle ofrece múltiples atractivos, todos ellos relacionados con la naturaleza. Hay 23 núcleos de población a los que se puede llegar por carretera o por caminos y si te gusta el senderismo o la bicicleta de montaña tienes infinidad de rutas en las que descubrir pueblecitos con encanto. Si tu deporte es el cicloturismo hay muchas carreteras tranquilas en las que dar rienda suelta a tu afición sin peligro, mientras que si prefieres el senderismo, las dos sierras que rodean el valle tienen atractivos recorridos de asequibles dificultades en los que disfrutar del monte o hacer cumbre. El punto más alto de la zona es el Pico Humión (1.437 m), que se encuentra dentro del Parque Natural de los Montes Obarenes y San Zadornil. Vista privilegiada del valle desde donde podemos llegar a ver el Monte Gorbea en Vizcaya o la Sierra de la Demanda, entre Burgos y La Rioja.

El río Ebro atraviesa el Valle de Tobalina y paralelo a él la GR-99, sendero del Ebro que va desde su nacimiento en Cantabria hasta su desembocadura en Tarragona. Su paso por Tobalina lo hace bajo la sombra de los chopos y con el murmullo del agua del río. Otro placer es sentarse a la sombra de un árbol con un buen libro y dejarse acariciar por las brisas veraniegas. El silencio, la tranquilidad y la hospitalidad de sus gentes hacen que sea para mí el lugar donde perderme huyendo de las aglomeraciones.

Luis E. Macho

Mi lugar elegido para huir de las aglomeraciones es el refugio de Áliva, situado en los Picos de Europa (Santander). Está a casi 3.000 metros de altitud y cuando llega la noche se cubre por las nubes, y la temperatura en pleno mes de agosto es de cero grados. La luz del refugio la produce un generador, que se desconecta por la noche para descansar. Así, no hay luz y tampoco funciona el móvil porque no hay cobertura. El resultado es un silencio absoluto a cualquier hora del día. 

Es una zona con pocos visitantes y cargada de senderos para poder acceder a ciertas montañas, entre las que destaco la subida a la Cabaña Verónica, donde reside un peregrino buscando la soledad.