“Todo apunta al reequilibrio general de los mercados de petróleo y gas”

¿Qué es el mercado del petróleo?
Resumiendo, es un mercado internacional en el que se fija un precio único para el barril de crudo con una calidad dada, por ejemplo Brent o West Texas Intermediate (WTI) y, a partir de ahí, se toma como referencia y, vía descuento, se fijan todos los demás precios para otros tipos de crudo.

¿El precio se fija por la oferta y la demanda?
Es un mercado donde el precio depende de muchísimos factores que no solo afectan a la oferta y demanda física actual, sino que también influyen las expectativas sobre lo que va a ocurrir. Es decir, existen dos mercados: el físico y el de futuros. En este último influyen las expectativas de los inversores financieros; por ejemplo, si creen que habrá una crisis económica en China o una sobreproducción de la OPEP en los próximos meses, el precio bajará.

¿Cuál de los dos mercados determina el precio?
Existe desde hace años un debate académico al respecto, con defensores de ambas posturas. En todo caso, un precio no se aleja del otro más de 2,5 dólares el barril y, durante determinados periodos, el mercado de futuros manda, pero converge siempre a la situación de oferta y demanda. Es así porque las expectativas fluctúan mucho más rápido de lo que puede hacerlo la demanda/oferta física; por ejemplo, cambiar la calefacción de gasóleo a gas puede llevar meses o años, pero una legislación al respecto genera expectativas inmediatas.

¿Cuáles son los productores fundamentales de crudo?
Los grandes países productores de petróleo son, fundamentalmente, EE. UU. y Rusia (no OPEP); luego están los países OPEP, que aportan alrededor de un 40% del comercio mundial de crudo.

¿Y cuáles son los principales consumidores de crudo?
Desde el año 2004, alrededor del 50% de la demanda proviene de países industriales y la otra mitad, de países en desarrollo o emergentes. Pero, desde ese mismo año, la única demanda que crecía es la de los países en desarrollo; a su vez, ese crecimiento depende en un 80% de China, el resto de Asia, Latinoamérica y, en el último medio año, África. Pero cabe destacar un dato significativo en 2016: el crecimiento de la demanda de crudo de los países OCDE, de casi 200.000 barriles diarios (bl/d), cuando venían sufriendo una contracción media durante los últimos años de alrededor de 300.000 bl/d.

¿El precio del crudo es clave en la geopolítica mundial?
Sin duda. Un tercio del consumo mundial de energía depende del crudo y su precio es clave para el crecimiento económico. Esta materia prima sigue en el centro de la geopolítica, en un juego de poderes cambiante donde los grandes productores (la OPEP y Rusia tradicionalmente y EE. UU. tras la irrupción de los no convencionales), conservan su papel decisivo y donde crisis como la de Siria o Irak tienen gran influencia.

¿El papel de EE. UU. ha cambiado en los últimos años?
EE. UU. es el mayor consumidor y el mayor importador de crudo. El vector fundamental de su política exterior siempre ha sido asegurarse un flujo seguro de petróleo. Ahora bien, tras la revolución de los no convencionales, su producción ha aumentado y, aunque sigue siendo un gran importador, llegó a acariciar la perspectiva de ser autosuficiente (aunque a unos precios del crudo muy por encima de los actuales).

Un tercio del consumo mundial de energía depende del crudo; su precio es clave para el crecimiento

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¿Cuál es el papel de la OPEP?
Para los países que forman la OPEP, el 80% de media de sus ingresos fiscales dependen del petróleo. Buscan rentabilizar ese recurso mediante una estabilidad de precios, lo que llaman “el mayor precio posible que no ponga en peligro la estabilidad mundial”. En realidad, se traduce en que invierten un poco menos de lo que invertiría una empresa privada, actuando como regulador en condiciones límite.

¿Qué poder tienen en el mercado?
Para que haya un regulador en cualquier mercado, tiene que tener capacidad de regular, es decir, capacidad para producir más o para recortar su producción, según la situación. En la OPEP, Arabia Saudí es el país que siempre ha tenido esa capacidad: produce alrededor de 11 millones bl/d en un mercado total de 94 millones bl/d. En la segunda crisis del petróleo, Arabia Saudí recortó su producción de 10 millones bl/d al año en 1983 a 3,5 millones en 1986. Sin embargo, no consiguió aumentar los precios, porque todos los demás aumentaron su producción y porque el cambio de la demanda fue estructural: los países de la OCDE dejaron de quemar petróleo para generar electricidad; aparecen las nucleares y suponen una disminución de entre el 25% y el 30% de la demanda de petróleo.

¿Eso explicaría la decisión de la OPEP de no recortar la producción en 2015 y el desplome del precio?
Desde 2011 a 2014, asistimos a la revolución de los no convencionales en EE. UU., con un aumento anual de la oferta de crudo de un millón de barriles al día (bl/d) en un entorno de 100 dólares/barril de Brent. En la segunda mitad de 2014, la demanda de crudo cae por la coyuntura económica, especialmente por la ralentización de la economía china. Por primera vez, el crecimiento de la oferta supera ampliamente al de la demanda. En ese momento, la OPEP decide no solo no reducir su cuota de producción, sino que los países miembros la aumenten en unos 2 millones de bl/d. Por lo tanto, en 2015 se produce un desplome del precio del crudo, que primero se sitúa en los 60 y finalmente, en febrero de 2016, toca el suelo de los 27,6 dólares/barril de Brent.

El mercado de crudo estaba técnicamente en equilibrio a principios de 2017

¿Qué razonamiento subyace tras esta decisión?
En esa reunión de la OPEP, Arabia Saudí planteó que no tenía sentido recortar la producción si el resto de productores no lo hacían, porque entonces los no OPEP ganarían cuota de mercado. Se trata de una guerra de precios por la lucha de cuota de mercado. Bajo esa estrategia subyace este razonamiento: “Si solo nosotros recortamos la producción, estamos manteniendo unos precios altos para otros productores, a la vez que perdemos cuota de mercado; pero, si aumentamos nuestra producción, aquellos que tengamos los costes de producción más bajos sobreviviremos”.

¿La demanda no reacciona en 2016 a esta caída de precios?
Animada por los bajos precios del crudo, se constata un crecimiento anual de la demanda de 1,3 millones de bl/d, inferior a la elevada cifra de 2 millones de crecimiento que se experimentó en 2015, pero superior a la media de un millón de bl/d de los últimos diez años.

¿Se contrae la oferta de crudo en 2016 ante los bajos precios?
Los comportamientos fueron dispares entre los países productores. Los países no OPEP respondieron al entorno de precios bajos con una caída en la producción de aproximadamente un millón de bl/d (cabe destacar la caída de un 40% en la inversión en las empresas productoras de no convencionales de EE. UU.). Por el contrario, los países miembros de la OPEP aumentaron su producción en una cuantía similar. Por ello, no se produce un reajuste más acelerado del balance oferta/demanda como cabría esperar a esos niveles de precio y con el crecimiento de la demanda experimentado.

¿Cuál es el balance del mercado en 2016?
El balance global de 2016 sigue conduciendo a una acumulación de inventarios de crudo, aunque sustancialmente inferior a la registrada el año anterior. Esto se explica porque, a pesar del mayor crecimiento de la demanda frente a la oferta, los niveles de oferta al inicio de 2016 superaban claramente los niveles de demanda. En cifras, en 2016 el exceso de oferta de petróleo se situó de media en unos 500.000 bl/d, mientras que en 2015 superaba los 1,5 millones, con trimestres en los que se acumularon en torno a 2 millones de bl/d.

¿Finamente, la OPEP cambia su postura?
Así es. Tras casi un año de avances y retrocesos en las discusiones internas sobre la intervención de la OPEP en el mercado, en la reunión del 30 de noviembre de 2016 decidió abandonar dos años de política de defensa de cuota de mercado y establecer un recorte de producción de 1,2 millones de bl/d, que en definitiva pretende acelerar el reajuste del mercado y dar soporte a los precios. Adicionalmente, los países OPEP han conseguido el compromiso de adhesión de un conjunto de países no OPEP (incluida Rusia), quienes reducirían otros 600.000 bl/d.

¿A qué se debe este cambio de postura de la OPEP?
Fundamentalmente al gran deterioro de las cuentas públicas de los exportadores de crudo, con la reducción en obra pública y bienes sociales que ello supone, y a un incremento del desempleo que, en conjunto, han acentuado el malestar social. Esta situación les incentiva a corregir la sobreoferta existente en el mercado. Por ejemplo, Arabia Saudí pasó de un saldo público positivo de +11% del PIB de media entre los años 2005 y 2014 a uno negativo del -16% en 2015 y del -13% en 2016; mientras, aumentó su producción en 600.000 bl/d en 2015 y otros casi 400.000 en 2016, incremento que provocó una fuerte caída de los precios y que no fue compensado en términos de ingresos.

Alberta Canada
Pozo en las instalaciones de Alberta, Canadá.

¿Cómo reacciona el mercado?
El comportamiento del mercado del petróleo nos sitúa, a principios de 2017, en un mercado técnicamente en equilibrio entre oferta y demanda, aunque todavía existe una brecha pequeña de sobreoferta de unos 200.000, con un precio del crudo por encima de los 55 dólares bl/d.

¿Cuáles son las expectativas para 2017?
La mayor parte de los analistas espera una recuperación de precios hacia el entorno de los 55-60 dólares/barril, frente a los 44 dólares de 2016, como consecuencia de un reajuste del mercado del petróleo y una disminución de los inventarios acumulados en los años de sobreoferta.

¿Cuáles son las incertidumbres?
La volatilidad estará ligada al cumplimiento de cuotas y a la recuperación de la producción de no convencionales. Mientras, el alza de precios prevista no reduciría la demanda, dados los efectos positivos sobre el crecimiento global y el bajo nivel de precios de 2016.

Es decir, ¿depende fundamentalmente del comportamiento de la OPEP y de EE. UU.?
Por una parte, la corrección de la situación de sobreoferta existente desde 2014 depende del cumplimiento por parte de los países de la OPEP de los recortes de producción a los que se han comprometido, que históricamente se ha situado en torno al 75%. Considerando un escenario de cumplimiento de los compromisos similar al histórico, el sólido incremento de la demanda, unido a la nueva dinámica de la oferta, conduciría al reequilibrio del mercado en la primera parte de 2017.

¿Y qué sucederá con la producción de EE. UU.?
Todavía existe incertidumbre en el mercado sobre la capacidad que tiene la oferta de no convencionales de esquistos de EE. UU. para introducir muchos más barriles al sistema en el nuevo entorno de precios. La previsión de la AIE de aumento medio en 2017 es de 200.000 barriles/día, remontando desde los niveles mínimos de 2016. Por último, el año 2017 también puede deparar otras sorpresas en el ámbito geopolítico que afecten al mercado del petróleo, principalmente provocadas por el cambio de gobierno en EE. UU. y la nueva política energética, fiscal y monetaria que se aplique, así como su política exterior, en especial en sus relaciones con Oriente Medio.

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