Bróker por un día
En la plaza de la Lealtad de Madrid resiste al tiempo un símbolo de nuestra historia en pleno corazón de la capital. Lo primero que impacta al visitante es su imponente fachada de seis columnas corintias, rematado por un reloj y cuatro bajorrelieves con medallones que representan el comercio, la industria, la agricultura y la navegación, pero los verdaderos secretos del Palacio de la Bolsa de Madrid se encuentran en un sinfín de detalles y símbolos atesorados en su interior.
Más de 120 años de recuerdos
Al entrar, lo primero que impacta al visitante es la luz que inunda la Sala de Contratación, coronada por su alto techo de cristal con estructura de hierro. Vale la pena imaginar el bullicio de los corredores de Bolsa comprando y vendiendo títulos a viva voz desde 1893. Apodada “la chimenea”, el humo de los cigarrillos lo inundaba por entonces todo y aún se conservan las miles de marcas de quemaduras en el parqué.
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Pero es solo el comienzo de una visita guiada con entusiasmo por personal de la casa, que comparte los secretos de cada rincón del Palacio, como el caduceo, símbolo griego que reina en los techos, puertas y ventanas y que simboliza con dos serpientes la oferta y la demanda; o el reloj que medía la presión de la sesión y que hace años se decidió dejar en “variable”; o las cinco marcas de disparos de la Guerra Civil en un cristal del Salón de los Pasos Perdidos; o, para los más nostálgicos, la imagen de nuestra querida peseta representada en el techo en oro, plata y bronce… Innumerables recuerdos que este símbolo de la prosperidad está dispuesto a compartir con nosotros.