Con las botas puestas
Ramón Hernán / Director Ejecutivo de la Unidad Regional Norteamérica de Repsol
Ilustración: RICARDO POLO
Si tuviésemos que elegir el título de una película que reflejase las peripecias de la vida profesional de Ramón Hernán sería, sin duda, Una vida con las botas puestas. La cinta narraría la historia de un joven geólogo y geofísico que ha crecido profesional y personalmente en la casa, llevando los colores de la compañía por muchos rincones de la Tierra, desde su primer trabajo en la selva de Guatemala con la antigua Hispanoil, en 1979, hasta la búsqueda de nuevas áreas y negocios en países como Libia, Argelia, Argentina o Indonesia, entre otros.
Un ingeniero que se ha desarrollado a la par y acompañando las innovaciones tecnológicas disruptivas en exploración y producción de hidrocarburos (E&P), desde las plataformas offshore (en el mar) más simples y propias de aguas someras, hasta los barcos más sofisticados para la exploración en aguas ultraprofundas con los que hoy contamos: “Es como comparar una máquina de escribir antigua de carrete con un iPad”, nos explica.
Toda una vida dedicada a Repsol con las “botas puestas” (las de trabajo) y que hoy es el máximo responsable de la sede de la compañía en Houston: “Es un lugar –asegura Ramón– fantástico y una oportunidad única, ahora que ya peino muchas canas, de culminar una carrera de exploración y producción”.
Un lugar de oportunidades
Ramón es una de esas personas que ha encontrado su vocación y ha dedicado su vida a ello. Se nota en su entusiasmo cuando habla del mundo de la energía. Para él, Houston es una especie de paraíso. “Un lugar lleno de oportunidades para quien trabaja en este sector, una de las zonas con más concentración de talento en ingeniería aplicada a sectores como la medicina, el aeroespacio y, por supuesto, la energía; donde cada día hay varias actividades, conferencias, seminarios, reuniones, ferias… que nos permiten estar muy al día en un sector donde los cambios son vertiginosos. Esa es una de las grandes ventajas y razones de tener una sede en Texas”, afirma. Hablamos del mayor centro tecnológico mundial, donde puedes ser testigo y partícipe en los avances de la industria, a la vez que analizas las actividades de los competidores.
Desde Houston, llevan todos los proyectos de exploración y producción en el continente americano y las actividades de comercialización de gas, junto con las operaciones de Trading. Aun así, en cuanto puede, admite: “Me pongo las botas y me voy a ver cómo van las operaciones en cada proyecto, porque echo de menos el trabajo de campo”.
LLEVO 36 AÑOS EN REPSOL Y HOUSTON ES UNA OPORTUNIDAD ÚNICA EN MI CARRERA PROFESIONAL
Todo es más grande en Texas
Y hablando de botas, no nos podemos resistir a preguntar si en Houston, como en las películas del oeste, se ve gente vestida de vaquero por las calles. Ramón se ríe ante la ocurrencia, pero admite: “No, aunque tengo mis pantalones y botas. Hay un restaurante con música country donde solemos ir y la gente va vestida así. En el día a día se nota menos, pero cuando llega cada año el mes de rodeo la gente se transforma”. Se refiere a la fiesta típica que, desde hace 80 años, reúne en marzo a los texanos en conciertos, ferias ganaderas, rodeos y festejos variopintos.
Él lleva ya nueve años en Estados Unidos y aún le sigue sorprendiendo este lugar. “Aquí todo es amplio: los coches, los parkings, las superficies… Hace honor al dicho ‘Todo es más grande en Texas’”, nos cuenta riendo. “Esto, junto a la amabilidad de la gente –siempre con una sonrisa–, es lo que más me impresionó al llegar aquí”.
Llega la hora de despedirnos y no podemos dejar de pensar que este es nuestro pequeño homenaje a Ramón y a muchas personas que, como él, han dedicado buena parte de su vida a hacer de Repsol la gran compañía que es hoy.