
Invertir con propósito: la fórmula de triple impacto de Fundación Repsol

“Hacer el bien y hacerlo bien”. La frase es de sir Ronald Cohen, considerado el padre de la inversión de impacto, y conecta cada vez con más empresas de todo el mundo. Fundación Repsol también la ha convertido en su norte, para invertir en proyectos donde la rentabilidad financiera crece al mismo ritmo que la social y la ambiental.
Javier Torres, director de Repsol Impacto Social, lo explica sin ambages: “Apoyamos iniciativas que desarrollan su actividad en aspectos clave que favorecen la transición energética como son la movilidad sostenible, la eficiencia energética, la reducción de emisiones o la economía circular”.
Fundación Repsol acompaña de cerca a las empresas participadas, es decir, aquellas compañías en las que invierte para impulsar sus proyectos de impacto social y ambiental
El experto en sostenibilidad John Elkington bautizó en 2004 ese enfoque como de “triple impacto”, al alentar a las compañías a monitorear y gestionar su valor económico (no solo financiero), social y ambiental. Torres lo resume con un guiño al futuro: “Si una empresa de triple impacto crece económicamente, su impacto ambiental y social se multiplicará”.
Para que esa visión se transforme en hechos, Fundación Repsol acompaña de cerca a las empresas participadas, es decir, aquellas compañías en las que invierte para impulsar sus proyectos de impacto social y ambiental. “Desde Fundación Repsol trabajamos estrechamente con ellas, apoyándolas tanto en el diseño de programas de formación, sensibilización o medición de su impacto social. Además de la inversión económica, ponemos a su disposición el conocimiento de Repsol y la Fundación, así como nuestra red de contactos y experiencia para facilitar nuevas alianzas”, recuerda Torres.
Motor Verde, sembrando futuro para todos
Para aterrizar esa idea basta con viajar a un monte asturiano. En Grandas de Salime, las llamas lo arrasaron en 2017 pero hoy las laderas vuelven a brotar gracias a Motor Verde. Desde 2021, esta iniciativa impulsada por Fundación Repsol y Grupo Sylvestris ha plantado más de 5.000 hectáreas y ha generado más de 2.000 puestos de trabajo en el entorno rural en España y Portugal.
Uno de ellos es Sergio Álvarez, vecino y ahora reforestador, que recuerda aquel incendio aún con la voz rasgada: “Vi en muy pocas horas cómo el fuego acababa con todo lo que había”. Gracias a Motor Verde, “se va a ayudar a regenerar toda esta zona, con la ilusión de volver a verla como era en su día… me siento muy orgulloso”.
Koiki, reparto sostenible e inclusivo en las ciudades
A setecientos kilómetros, el timbre de un piso suena y un paquete llega: Koiki, participada por Fundación Repsol, recorre las calles a pie o en bicicleta. Ha integrado a 200 repartidores al mercado laboral. Ismael es uno de ellos. Lleva cinco años repartiendo con su patinete eléctrico: “¡Me encanta este trabajo! No lo cambiaría por nada… Lo que más me gusta son los compañeros”. Con cada entrega de Koiki, la logística urbana se hace más humana y cercana al barrio.

Hispaled, eficiencia energética e integración social para jóvenes
La misma lógica impulsa a Hispaled. Jorge Fraile, cofundador, confiesa la chispa inicial: “Siempre tuvimos la inquietud de emprender y montar una empresa en la que pudiéramos ayudar a los jóvenes en exclusión social a encontrar su camino laboral”. Hoy la firma ha instalado 300.000 luminarias LED en seis países, para iluminar más de 600 municipios y evitar la emisión de 150.000 toneladas de CO₂.
El 89 % de los jóvenes que pasan por su taller firma un contrato estable. Entre ellos destacan dos historias. Idrissa, alumno del programa de inserción, sueña con aplicar la robótica al campo africano, mientras que su compañero Thomas imagina instalar paneles solares en los tejados de Camerún “para que puedan ser autónomos energéticamente”.

GNE Finance, reformas ecosostenibles de hogares
La cuarta pieza se mueve dentro de casa. GNE Finance se especializa en rehabilitación energética para familias con menos recursos, ofreciendo soluciones integrales que incluyen diagnóstico del edificio, gestión ágil de subvenciones y créditos adaptados al bolsillo de cada hogar.
Este enfoque llave en mano, que Fundación Repsol respalda con su inversión, ha permitido actualizar viviendas y activar oficios locales —albañiles, instaladores y técnicos energéticos— para convertir el ahorro en energía en motor económico de la comunidad. El impacto salta a la vista: la temperatura interior mejora y las facturas bajan al mes siguiente.
Para los accionistas de Repsol, estas historias no son retórica: cada hectárea repoblada en Asturias, cada envío silencioso en Madrid y cada avenida iluminada con tecnología eficiente demuestran en la práctica que la rentabilidad puede ir de la mano de un propósito. Con su participación, no solo acompañan el crecimiento de la compañía, sino que se convierten en cómplices de un cambio real: un modelo de inversión que mejora la vida cotidiana impulsa las economías locales y reduce la presión sobre el planeta. Al final, el retorno no se mide solo en dividendos, sino en testimonios, empleos creados y barrios que respiran con más fuerza.