Con las comunidades locales
Repsol está presente en más de 40 países. Nuestra actividad va desde la exploración y producción de hidrocarburos en zonas remotas, como el desierto, la selva o el mar; pasando por su procesamiento en grandes centros industriales, muchos de ellos cerca de las ciudades; hasta la comercialización de los productos y servicios finales.
“Sabemos que todas nuestras actividades tienen la potencialidad de producir impactos en las comunidades del entorno, la mayoría de ellos positivos; por eso nuestro objetivo principal es ser un buen vecino”, nos cuenta Arantza Hernanz, Subdirectora de Relaciones Comunitarias y Derechos Humanos. Entre esos impactos positivos está, por ejemplo, el movimiento de maquinaria y productos, la construcción de infraestructuras, la contratación directa e indirecta de trabajadores o la dinamización de la economía local a través de las compras y contrataciones locales, entre muchas otras.
Nuestro objetivo: establecer relaciones sólidas y duraderas con las comunidades donde Repsol está presente
Algunas de estas actividades se llevan a cabo cerca de ciudades; es el caso de algunos de nuestros complejos industriales en España. Otras, fundamentalmente las de Upstream (Exploración y Producción), nos llevan a operar en zonas más remotas o sensibles, muchas veces en vías de desarrollo y donde pueden habitar grupos más vulnerables, como los pueblos indígenas.
¿Cuál es nuestro compromiso? “Trabajar para establecer relaciones sólidas y duraderas con las comunidades donde Repsol está presente, basadas en la transparencia, el respeto mutuo y la búsqueda del valor compartido. Y hacerlo siempre a través del diálogo proactivo y de la gestión responsable de los impactos y las oportunidades sociales. Es una meta ambiciosa, pero alcanzable, y alineada con la visión que tenemos como compañía de contribuir a crear una sociedad mejor”, explica Arantza.
¿Cómo lo logramos?
Arantza nos comenta que Repsol cuenta con una red de equipos de relaciones comunitarias en los países que trabajan cada día para establecer y mantener la relación y la convivencia con las poblaciones que habitan en el entorno de las operaciones. Son la “cara visible” de Repsol, facilitan la información necesaria acerca de los proyectos y deben identificar y conocer las expectativas de la comunidad y las oportunidades de creación de valor de los proyectos a lo largo de todo su ciclo de vida.
Lo veremos mejor con un ejemplo. Un proyecto de Exploración y Producción puede llevar a Repsol a interactuar por más de 20 años con las comunidades indígenas del entorno. Es fundamental iniciar el diálogo de forma proactiva, cuanto antes, incluso antes del inicio del proyecto, y poder llegar a un acuerdo. Debemos asegurar el absoluto respeto de los derechos específicos de estas comunidades. Los pueblos indígenas tienen unos derechos internacionalmente reconocidos, como el derecho a ser consultados a través de sus instituciones representativas, el derecho a decidir sobre su desarrollo o los derechos sobre los territorios que tradicionalmente ocupan, entre otros muchos. Repsol tiene en la actualidad acuerdos voluntarios y de largo plazo con los pueblos indígenas que habitan las áreas en las que se ubican los proyectos en producción.
Vista aérea del Yacimiento Quinteroni, en la selva de Perú.
Además de evaluar los impactos sociales, para prevenirlos y mitigarlos, ponemos en marcha mecanismos de atención, inquietudes y reclamaciones en el entorno de nuestros principales centros operativos, lo que refuerza la confianza de la comunidad en la empresa.
“Se trata de una apuesta de Repsol por algo en lo que todos creemos, porque estamos convencidos de que el éxito a largo plazo del negocio solo es posible manteniendo una buena relación con el entorno más próximo, basada en el diálogo, la transparencia y el respeto mutuo, y apoyando siempre su desarrollo. Y hacerlo, y esto es muy importante, mirando al futuro, es decir, desde el inicio y en todas las fases del proyecto hasta el abandono, para asegurar siempre el respeto de sus derechos no solo por parte de Repsol, sino también por parte de los contratistas que trabajan en él”, dice la Subdirectora de Relaciones Comunitarias y Derechos Humanos.
Cambio cultural y diálogo
La cultura de una compañía se manifiesta en el día a día, es la forma de ver el mundo y nuestras creencias que, en definitiva, se acaba reflejando en cómo hacemos nuestro trabajo. La ambición de esta área, nos cuenta Arantza, se refleja en su aspiración última: “Que las relaciones con las personas del entorno de nuestras operaciones formen parte de nuestra cultura corporativa; de esta forma, las comunidades y el respeto y la promoción de sus derechos estarán implícitos en todos los procesos de toma de decisiones de los negocios en cada lugar del mundo, actuando siempre de manera proactiva”.
Maestra en una clase de la Fundación Carolina, Venezuela.
Estos asuntos siempre deben formar parte esencial de la gestión de los proyectos de una compañía.
Hoy en día, nadie se plantearía una inversión sin considerar los riesgos; por eso en Repsol los riesgos sociales forman parte del análisis de riesgos de cualquier proyecto.
“Es muy importante conocer y entender el entorno social y económico en el que operamos para prevenir cualquier impacto adverso y también para saber cómo el entorno se puede beneficiar más del proyecto. Todo esto se realiza a través de procesos de evaluación de impactos sociales y en derechos humanos y contando siempre con la comunidad. Desde luego esto ha sido una cuestión de máxima prioridad para nosotros, y liderada desde lo más alto dentro de Repsol, pero es que, además, existe una gran expectativa externa en torno al respeto de los derechos humanos, abanderada en muchos casos por inversores relevantes en la esfera internacional”, explica Arantza.
Este liderazgo y el trabajo desarrollado en los últimos años han dado como resultado la creación de un marco de actuación de relación con las comunidades y derechos humanos en Repsol, basado en las Normas de Desempeño sobre Sostenibilidad Ambiental y Social del IFC (International Finance Corporation) y los Principios Rectores de la ONU sobre Empresas y Derechos Humanos.
Fundación Repsol colaboró en la construcción y equipamiento de la escuela secundaria en Louly Benteigné, Senegal.
La consolidación
Las líneas de trabajo para el horizonte 2020 se centran en tres grandes áreas: la implementación del marco de gestión en los negocios; la integración de los aspectos sociales en los procesos y en las decisiones de la organización; y el desarrollo de habilidades dentro de la organización para llevarlo a cabo.
Río Churute en la Reserva Ecológica Manglares Churute, Ecuador.
Centros operativos
Repsol aspira a ser un buen vecino allí donde está presente, particularmente en sus principales centros operativos. Para ello, mantiene un diálogo sistemático y transparente con las comunidades y poblaciones del entorno a través de canales formales e informales de comunicación y de múltiples iniciativas. Algunas de ellas están destinadas a canalizar las dudas o quejas. “Cuando somos capaces de identificar de manera temprana las inquietudes de la comunidad y darles respuesta, ello refuerza la confianza por su parte y previene que las situaciones escalen y, como compañía, nos ayuda a mejorar si somos capaces de gestionar bien las lecciones aprendidas entre nuestros centros”, dice Arantza.
Además, existen otras iniciativas destinadas a promover el desarrollo de la población, ya sea a través de formación, becas, eventos culturales y deportivos, apoyo a asociaciones locales, etc.
Repsol aspira a ser un buen vecino, manteniendo un diálogo sistemático y transparente con las comunidades locales
INVERSIÓN SOCIAL |
“Los impactos positivos, todo aquello que como compañía podemos generar en beneficio del entorno, también es necesario gestionarlos de manera estratégica, pensando en el largo plazo, para que redunde en valor sostenible y duradero para la comunidad no solo cuando estamos presentes y tenemos actividad, sino también cuando los proyectos terminan”, explica Arantza Hernanz. |