Hasta siempre, Charo

El 28 de octubre fue un día agridulce para el equipo de Relación con Inversores. Fue el último día de trabajo de Sagrario Alonso, conocida por todos como Charo. Con su jubilación comienza para ella una nueva etapa, llena de oportunidades, a la vez que deja un hueco difícil de llenar.

Los accionistas de Charo

Una joven Charo empezó su andadura en Repsol antes de la primera salida a Bolsa de la compañía, en 1989. “Mi función era atender las llamadas y dar información sobre la oferta pública de venta (OPV) en el teléfono que habíamos elegido: el 900 100 100, que aún hoy es nuestro sello de identidad para los accionistas. Recuerdo esa etapa como una locura; era una de las primeras compañías españolas en salir a Bolsa, los anuncios en televisión y en prensa habían creado muchísima expectación. Hubo tal demanda de títulos que hubo prorrateo entre todas las ofertas de adquisición de títulos”, recuerda.

Sería solo el comienzo de su carrera de fondo en la Oficina de Atención al Accionista, de la que se convertiría con los años en un pilar clave y columna vertebral de toda la evolución posterior de la comunicación con los accionistas. “Me siento una privilegiada, porque me han permitido hacer el trabajo que me gustaba durante tantos años”, nos dice. Y ese trabajo está ligado inevitablemente con casi tres décadas de trato cordial y cercano a los accionistas.

"La creación de repsol en acción, nuestra comunidad de accionistas, fue un sueño hecho realidad"

Esta relación profesional y de confianza con “mis accionistas”, como les llama, se tiñe de cariño, respeto y reconocimiento cuando habla de ellos: “Son los dueños de una parte de Repsol, han invertido sus ahorros porque creen en la compañía; hablar de tú a tú con ellos y brindarles la información que necesitan es fundamental”.

“Primero fue por teléfono; luego en un despacho cerca de la entrada en la sede de Castellana, 278, para que tuviesen un rápido acceso; más tarde, a través de múltiples canales de comunicación... Pero siempre con el mismo objetivo: estar cerca de nuestros accionistas. Cerca en las OPV, en la expropiación por parte de YPF, en cada Junta General de Accionistas, cuando cumplimos 25 años cotizando en Bolsa, con la integración de Talisman, ante los ciclos del precio del crudo… En definitiva, cerca en cada paso de la compañía”, explica. Una cercanía llena de anécdotas que Charo revive con muchísimo cariño: “Como un accionista que cada año me traía naranjas cuando venía de Valencia”, recuerda con una sonrisa.  

Repsol en Acción, su legado

Hay un hito, una fecha, que marcó un antes y un después en su carrera: febrero de 2013. “Creamos la Comunidad de Accionistas de Repsol. Fue un sueño hecho realidad. Durante muchos años habíamos diseñado este modelo de comunicación con los accionistas; ahora teníamos los recursos humanos y los medios para ponerlo en marcha. Cuando miro hacia atrás, estoy orgullosa de lo que hemos conseguido. Fuimos paso a paso, en tres años ya son más de 50.000 los accionistas inscritos y cada vez sumamos más ventajas: la tarjeta del Accionista, los eventos informativos en distintas ciudades, las visitas culturales y a nuestros centros de trabajo, los descuentos exclusivos, etc. Empecé con este proyecto hace casi tres décadas y mi trabajo termina aquí, pero tengo la tranquilidad y la confianza de que lo continuarán mis compañeros, tanto de Relación con Inversores como del resto de áreas, porque todos colaboran de manera transversal. La relación con nuestros accionistas seguirá evolucionando y cada persona le pondrá su sello personal y único”, explica.

Foto Charo revista 2
Sagrario Alonso comenzó a trabajar en Repsol antes de la primera salida a Bolsa, en 1989.

El futuro

“Hay vida después de Repsol”, dice Charo con una sonrisa. ¿A partir de ahora qué? “Vivir el día a día, sin planes a largo plazo, visitar a mis hijos, viajar, seguir haciendo deporte, quedar de vez en cuando con mis amigas de Repsol… Seré dueña de mi tiempo y lo gestionaré a gusto”, dice entre risas y con un deje de nostalgia.

“Me va a costar desvincularme, porque son muchísimos años junto a los accionistas. Dejo aquí un trozo de mi vida. He hecho todo lo que he podido y lo mejor que he podido, ahora toca dejar paso a todos los demás”, comenta emocionada.
Para “sus accionistas” solo tiene palabras de agradecimiento: “Ha sido un placer y un regalo trabajar por y para ellos, han sido una parte importante de mi vida y nunca les olvidaré”. Como nosotros no olvidaremos su sonrisa permanente, su simpatía, su profesionalidad, lo fácil que hace el trabajo a sus compañeros, la relación con sus accionistas… Gracias y hasta siempre, Charo.

 

UNA VIDA EN REPSOL

“¿Qué me llevo de Repsol? Todo. Sabiduría, cariño, reconocimiento… Ha sido mi vida y estoy orgullosa de formar parte de esta compañía. Estoy muy agradecida por todo lo que he aprendido, por los muchos amigos que me llevo, por el reconocimiento de la gente, porque siento que han valorado mi trabajo, tanto desde dentro como por parte de los accionistas. Siempre han confiado en mí y me han dado libertad para crecer como profesional y como persona. Me voy satisfecha y contenta con el trabajo realizado. Lo he hecho lo mejor que he podido”.