Cómo el 'color butano' de Repsol se convirtió en un símbolo de la vida cotidiana
En su obra 82 objetos que cuentan un país, Manuel Lucena describe cómo el sonido de la bombona de butano se convirtió en una constante de la vida cotidiana en la España de los años 60 y 70. Aquel repiqueteo metálico, junto con los gritos de los repartidores, formó parte del desarrollo urbano y social del país. A este legado sonoro se le sumó el vibrante color naranja, una seña de identidad que ha trascendido las décadas.
En 1957, la compañía Butano S.A., creada por Campsa y Repesa, comenzó a producir y distribuir gas licuado del petróleo (GLP). Con la competencia en aumento y recursos publicitarios limitados, se decidió que las bombonas de la compañía debían ser fácilmente reconocibles.
"Entonces en Europa se vendían botellas de butano verdes, azules, rojas y grises. Y como España es el país de las naranjas, se decidió por ese color"
Aquí es donde entra en juego el color naranja, que, según relató José Álvarez Sánchez, primer director de la factoría de Butano S.A. en Cartagena, fue una idea pionera de Benito Cid de la Llave, el primer director de la planta: "Es una historia muy curiosa que muy poca gente conoce. Fue una decisión del primer director de la factoría. Entonces en Europa se vendían botellas de butano verdes, azules, rojas y grises. Y como España es el país de las naranjas, se decidió por ese color".
El uso del naranja no estuvo exento de críticas iniciales. Como señaló Álvarez, "fue muy criticado porque a muchos les parecía muy poco llamativo, pero con el paso del tiempo triunfó". De hecho, el naranja se integró en la moda de la época y llegó a ser conocido como el "color butano" o incluso el "color escombreras", en alusión a la refinería en Cartagena, uno de los primeros centros de llenado de bombonas.
Viaje a la historia de la bombona de butano de Repsol
El éxito del color naranja fue más allá de lo estético. En la teoría del color, el naranja se asocia con la energía, el calor y el dinamismo, elementos que reflejan tanto la naturaleza del producto que contenía la bombona como el espíritu de una España que avanzaba hacia la modernidad. Además, al ser un color cálido y brillante, facilita su visibilidad y reconocimiento, lo que, en un contexto de competencia y escasa publicidad, resultaba clave.
Con el tiempo, la bombona naranja de Repsol se consolidó no solo como un símbolo visual, sino también como un activo publicitario fundamental. En 2008, Repsol celebró el cincuenta aniversario de la creación de su filial de butano, y destacó la importancia de este elemento icónico en su campaña con la afirmación de que "[la bombona de butano] está tan presente en tu vida que hasta hay un color que se llama así".
Un año más tarde, en 2009, el color naranja mantuvo su protagonismo con el rediseño de la bombona e introducción de la bombona K6, reafirmando su lugar en la memoria colectiva española.
Vídeo: Cómo pedir una bombona 'online' con Repsol
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