VÍDEO: 'Expedición al éxito: alcanzando objetivos y superando dificultades', con Edurne Pasabán
"Estoy segura de que sin ambición yo nunca hubiera subido a los 14 ochomiles", confesó Edurne Pasabán ante un auditorio repleto de accionistas de Repsol el pasado 26 de septiembre en el evento Expedición al éxito: alcanzando objetivos y superando dificultades". La legendaria alpinista española, primera mujer en la historia en conquistar las montañas más altas del mundo, ofreció una charla inspiracional organizada por el Área de Accionistas de Repsol en el Auditorio del Campus Repsol en Madrid. A lo largo de su intervención, que se emitió también por streaming, Edurne hizo un paralelismo entre los desafíos extremos que ha enfrentado en su carrera como alpinista y los retos cotidianos que deben afrontar tanto en la vida personal como profesional los presentes.
El evento fue presentado por Antonina Nedkova, responsable de Relación con Accionistas Minoristas de Repsol, quien destacó el valor de estas iniciativas para conectar a los accionistas con la compañía. "Desde Repsol siempre procuramos crear valor para nuestros accionistas, no solo con una política de dividendos estable y competitiva, sino también buscando formas de acercarles a la compañía", afirmó Nedkova. "Hoy contamos con la presencia de una invitada muy especial, Edurne Pasabán, quien viene a inspirarnos con sus vivencias en la superación, la aventura y el liderazgo", añadió antes de dar paso a la alpinista.
Vídeo resumen de la charla de Edurne Pasabán
Pasabán comenzó abordando una cuestión que, según ella, muchos se preguntan: ¿qué tiene que ver escalar montañas de más de 8.000 metros con la vida diaria de profesionales y accionistas como los de Repsol? "A priori, la verdad es que seguramente la gente piensa que no hay nada en común entre vosotros y yo", comentó con humor. Sin embargo, rápidamente demostró que los paralelismos son más profundos de lo que parecen. "Durante 10 años de mi vida me dediqué a escalar las 14 montañas más altas de la Tierra. Y durante esos 10 años me enfrenté a decisiones difíciles, a gestionar equipos y a superar obstáculos, igual que lo hacéis vosotros en vuestras profesiones y en vuestra vida diaria", explicó.
A lo largo de su intervención, que se emitió también por streaming, Edurne hizo un paralelismo entre los desafíos extremos que ha enfrentado en su carrera como alpinista y los retos cotidianos que afrontamos todos en la vida personal y profesional
Uno de los aspectos más importantes que destacó Pasabán fue el papel de la ambición y el afán de superación en la consecución de sus objetivos. "Creo que tenemos que tener ambición, en el buen sentido de la palabra", señaló, subrayando que la ambición no debería tener connotaciones negativas, sino ser vista como un motor necesario para lograr metas. Además, relató cómo en su carrera como alpinista se enfrentó a múltiples fracasos, pero que siempre aprendió de cada uno de ellos. "Las expediciones en las que no llegábamos a la cumbre han sido mucho más duras que las que lograban el éxito", dijo, recordando que fue en esos momentos cuando desarrolló su capacidad de autocrítica, una habilidad que considera fundamental en cualquier ámbito de la vida. "Tenemos que ser capaces de decirnos: ¿qué puedo hacer mejor la próxima vez? El verdadero aprendizaje está ahí".
Pasabán también habló del hambre por el éxito y de la importancia de creer en uno mismo. Con anécdotas personales, como su primer intento fallido de escalar el Everest, transmitió a los presentes que el éxito no llega de inmediato y que es necesario perseverar, incluso cuando las circunstancias parecen adversas. "En mi cuarto intento al Everest fue cuando lo conseguí, pero en cada uno de los tres intentos anteriores aprendí algo nuevo", explicó. Además, insistió en que la clave para alcanzar cualquier objetivo, ya sea personal o profesional, es nunca dejar de intentarlo: "Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr. Nos lo tenemos que creer, porque somos capaces de conseguir lo que nos propongamos".
Otro de los pilares del éxito, según Pasabán, es la pasión. "He tenido pasión por lo que hacía. Y creo que eso es lo más importante que llevé en mi mochila durante esos años", confesó. Explicó cómo su amor por la montaña nació en su infancia, cuando acompañaba a sus padres en excursiones por el Pirineo, y cómo esa pasión la llevó a embarcarse en una carrera deportiva tan exigente como la del alpinismo de gran altitud. "Cuando elegimos un camino en la vida, no es fácil. Habrá obstáculos y dificultades, pero si lo hacemos con pasión, enfrentaremos esos retos de manera diferente", añadió.
La alpinista enfatizó la importancia de rodearse de un buen equipo. Contó cómo, en sus expediciones, muchas veces su vida dependía de las personas que tenía a su alrededor. "Nunca habría conseguido los 14 ochomiles sin el equipo que tenía a mi lado. Y cuando hablo de equipo, no solo me refiero a grandes profesionales, sino a buena gente, a personas que te apoyan cuando estás a 7.700 metros y piensas que no puedes más", relató. Para ella, el éxito de sus expediciones no solo residió en su habilidad como deportista, sino en la capacidad de su equipo para trabajar en conjunto hacia un objetivo común. "La clave está en la comunicación y la transparencia, en tener claro cuáles son los objetivos y en saber cuál es el papel de cada uno", afirmó con rotundidad.
"Tenía muchísimo miedo. Pero el miedo puede ser un buen compañero si sabes gestionarlo", aseguró Pasabán
Durante la charla, Pasabán no evitó tocar temas difíciles, como el miedo y la gestión de las emociones en situaciones extremas. Compartió con el público cómo enfrentó el miedo en expediciones especialmente complicadas, como la del K2, considerada la montaña más peligrosa del mundo. "Tenía muchísimo miedo. Pero el miedo puede ser un buen compañero si sabes gestionarlo", aseguró. Según ella, el miedo la mantuvo alerta y enfocada, ayudándola a tomar las decisiones correctas en situaciones críticas.
El evento concluyó con una reflexión profunda sobre la superación personal y la importancia de levantarse después de las caídas. La alpinista compartió una de las experiencias más duras de su vida: en 2006, sufrió una depresión severa que la llevó a estar hospitalizada durante cuatro meses en un centro psiquiátrico. "Mucha gente se pregunta cómo alguien que ha escalado montañas de 8.000 metros puede caer en una depresión", dijo. "Las enfermedades mentales no entienden de logros, simplemente vienen". Sin embargo, aseguró que esa experiencia la fortaleció y le enseñó la importancia de la resiliencia. "Levantarse y seguir adelante es lo que marca la diferencia", concluyó, dejando al público con una lección de vida que trasciende las cumbres del Himalaya.
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