La transición energética, una oportunidad para crear empleo industrial
La industria española está realizando una transformación profunda y ambiciosa para alcanzar la neutralidad climática en 2050. Este cambio se presenta también como una oportunidad única para preservar el empleo y revitalizar un sector que genera cerca del 40% de la riqueza nacional y es responsable del 90% de las exportaciones del país.
Hace una década, la Comisión Europea se propuso un ambicioso objetivo: elevar la contribución de la industria al PIB hasta el 20%. Diez años después, este objetivo aún no se ha alcanzado, con una media en la eurozona del 18%. Además, Europa sigue dependiendo de terceros países para el suministro de productos y componentes esenciales para su economía, como microchips, baterías eléctricas o piezas de placas fotovoltaicas. Sin embargo, la transición energética abre nuevas perspectivas para la industria europea tanto a la hora de reducir emisiones de CO2 como de fortalecer la autonomía estratégica del continente.
Estamos ante una oportunidad única para preservar el empleo y revitalizar un sector que genera cerca del 40% de la riqueza nacional y es responsable del 90% de las exportaciones del país
Dos ejemplos de la transformación industrial en España son los combustibles renovables y el hidrógeno renovable, con nuevas plantas que están sentando las bases para una economía baja en carbono e inversiones que están, además, dinamizando otros sectores económicos y generando empleo.
Combustibles renovables: una solución para reducir emisiones de CO2
La producción de combustibles renovables es uno de los ejemplos más claros de cómo el sector del refino español está adaptándose a las necesidades de la transición energética. Estos combustibles, que pueden ser utilizados en los vehículos actuales sin necesidad de modificar los motores, reducen las emisiones un 80-90% respecto al combustible mineral al que sustituyen.
Berta Cabello, directora de Combustibles Renovables en Repsol, explica que “su producción implica una transformación en la industria del refino, que genera más de 200.000 puestos de trabajo directos”. Además, destaca que “una de las ventajas de estos combustibles es que se pueden usar en los vehículos actuales (automóviles, camiones, autobuses, barcos o aviones) sin necesidad de hacer cambios en los motores y aprovechando las infraestructuras existentes de repostaje, lo que los convierte en una solución que permite empezar a reducir emisiones de forma inmediata”.
En la Península Ibérica, Repsol ha dado un paso adelante con la puesta en marcha este año de la primera planta dedicada en exclusiva a la fabricación de combustibles 100% renovables en Cartagena. La construcción de esta planta, en la que participaron un millar de trabajadores, es un ejemplo tangible de cómo las inversiones en energías renovables pueden tener un efecto multiplicador en la economía local y nacional.
“Una de las ventajas de estos combustibles es que se pueden usar en los vehículos actuales (automóviles, camiones, autobuses, barcos o aviones) sin necesidad de hacer cambios en los motores y aprovechando las infraestructuras existentes de repostaje"
Según Berta Cabello, el inicio de la producción en esta planta “permite incluir a nuevos sectores en la cadena de valor del refino”, mencionando específicamente a las empresas que reciclan el aceite de cocina usado, que es la principal materia prima de la planta. Cada año, el Puerto de Cartagena recibirá 300.000 toneladas de residuos, principalmente aceites de cocina, lo que ha requerido la construcción de nuevas infraestructuras de descarga y recepción en el entorno portuario.
El impacto de esta transformación no se limita solo al sector terrestre. El combustible renovable producido en la planta de Cartagena se destinará en gran medida a la aviación, un sector que, en los próximos años, deberá incrementar progresivamente el uso de estos combustibles en sus motores para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones fijados por la Unión Europea.
Un estudio de PwC para Iberia y Vueling sugiere que, si se instalaran entre 30 y 40 plantas de producción de combustible sostenible de aviación (SAF) en España, el país sería capaz de cubrir toda su demanda nacional de este tipo de combustible. Además, el impacto en el PIB de la construcción y puesta en funcionamiento de estas plantas se estima en 56.000 millones de euros hasta 2050, lo que podría traducirse en la creación de 270.000 nuevos puestos de trabajo.
Hidrógeno renovable: la nueva frontera energética
El hidrógeno renovable, producido mediante la electrólisis del agua utilizando energía eólica o fotovoltaica, se perfila como otra solución clave para la reducción de emisiones de CO2 en la economía española. España cuenta con una industria tecnológica avanzada que, a medio y largo plazo, podría posicionar al país como un líder en la producción y consumo de hidrógeno, con la capacidad incluso de exportar este gas sostenible a otros países europeos.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de España refleja esta ambición, al aumentar el objetivo de producción de hidrógeno de 12 GW para 2030. Si se concretan las inversiones previstas, la Asociación Española del Hidrógeno estima que se crearán 227.000 empleos en esta década.
Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno, subraya la alta demanda de profesionales en este sector emergente: "Si hacemos una simple búsqueda en LinkedIn de ‘empleos hidrógeno España’, aparecen más de 1.000 ofertas de trabajo". Brey añade que este crecimiento ofrecerá nuevas oportunidades laborales, con la posibilidad de que trabajadores de sectores afines se reciclen y migren al hidrógeno. “Por ejemplo, quien fábrica o instala tuberías de gas natural o de propano, seguro que aprende a montar y mantener las tuberías para la red de hidrógeno con sus características técnicas específicas”, señala Brey.
"La formación continua de los trabajadores va a ser imprescindible", lo que indica que este nuevo vector energético no solo creará empleo, sino que también requerirá una actualización constante de las habilidades profesionales
El desarrollo del hidrógeno no solo tiene implicaciones para la industria, sino que también afecta a otros sectores como la banca, las aseguradoras y las consultoras, que ya están fichando personal para participar en proyectos de hidrógeno renovable. Según Brey, "la formación continua de los trabajadores va a ser imprescindible", lo que indica que este nuevo vector energético no solo creará empleo, sino que también requerirá una actualización constante de las habilidades profesionales.
Biometano a partir de residuos agrícolas y ganaderos
Una de las industrias emergentes en el panorama industrial europeo es la del biometano, un gas renovable considerado estratégico por la Unión Europea, que se ha fijado como objetivo multiplicar por ocho su producción en 2030, hasta 35.000 millones de metros cúbicos. De momento, más de 700 instalaciones están inyectando biometano a la red gasista en Europa.
El biometano, que se produce a partir de materia orgánica, como residuos agrícolas y ganaderos, se puede inyectar en la red gasística actual y usar como sustituto del gas natural para calefacción o refrigeración de viviendas y como combustible en la industria.
Con una decena de plantas en producción, el biometano es un sector en vías de desarrollo en España. Nuestro país tiene un gran potencial para producir este gas renovable, ya que cuenta con industrias de gran tamaño en el sector agropecuario, en el agroalimentario y en la gestión de residuos. Según la Asociación Española del Gas (Sedigas), cuenta con recursos para poner en marcha más de 2.000 plantas especializadas, que supondrían la generación de cerca de 62.000 empleos, entre directos e indirectos, asociados a su operación y mantenimiento. En total, podría llegar a producir 163 TWh/año, casi la mitad del consumo anual de gas natural.
Artículos relacionados
¿Qué es el biogás, cómo se obtiene y para qué se utiliza?
El hidrógeno renovable tiene su propio Guggenheim en Bilbao