Entrevista a Borja Ibáñez: “Los accionistas de Repsol pueden sentirse partícipes del proyecto del CNIC”
El Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), dirigido por el doctor Valentín Fuster, es nuestra NASA. Porque sabiendo que las principales causas de muerte en el mundo (y en España) son la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular, su reto parece estar a la altura de la aventura aeroespacial. Entrevistamos a Borja Ibáñez, director del departamento de Investigación Clínica del CNIC y cardiólogo en la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, con motivo del taller para la prevención de estas enfermedades que impartió en exclusiva a los accionistas de Repsol.
La compañía forma parte de la Fundación Pro CNIC, entidad en la que una docena de grandes empresas españolas canalizan sus aportaciones destinadas a la financiación del Centro, que se ha convertido en un modelo de referencia en mecenazgo científico. Para el doctor Ibáñez, “las empresas que integran la Fundación demuestran con esta aportación no sólo una decidida apuesta por la I+D+ i como principal motor de desarrollo de nuestro país, sino también un sólido compromiso con una cuestión de gran interés social: la salud y calidad de vida del conjunto de los ciudadanos”, explica.
Según contó en el taller a los accionistas, la arteriosclerosis no cursa de forma espontánea en los animales. ¿Se da entonces la paradoja de que ser un ser humano es perjudicial para la salud?
La verdad es que es una pregunta bastante interesante y al mismo tiempo compleja. El ser humano tiene muchas peculiaridades que lo hacen más propenso a tener enfermedades. La primera de ellas es que vive muchos más años que la mayoría de otros animales. Lo que es muy interesante es que la aterosclerosis es una enfermedad que está muy ligada a los hábitos de vida y probablemente los hábitos de vida de los seres humanos son compartidos por muy pocos o por ningún animal.
Si tuviese que elegir tres hábitos o factores de riesgo que pueden influir en el curso de la enfermedad cardiovascular, ¿cuáles serían?
Si hubiera que elegir uno, sería el tabaquismo. Se ha visto que es el factor independiente que más se asocia, no solo ante la presencia de la enfermedad, sino también a la transición a eventos clínicos, como pueda ser infartos o ictus. También es muy importante el sedentarismo y la obesidad. Aunque obviamente el control del colesterol y de la tensión arterial son igual de importantes...
Una detección temprana de los primeros síntomas de la enfermedad puede ayudar a reducir su progresión. ¿Se podría hacer de forma generalizada con pruebas de cribado, como sucede por ejemplo con algunos cánceres?
Nosotros estamos utilizando técnicas de imagen que son relativamente sencillas y fáciles de aplicar como la ecografía carotidea o femoral. Si bien es cierto que probablemente va a ser complicado poder extenderlo a toda la población, sí que se pueden utilizar en algunos estratos y, a lo mejor, en el futuro se podrá implementar.
Los accionistas de Repsol, a través de esta participación de la compañía en la Fundación Pro CNIC, ¿son también agentes impulsores de esa labor de investigación en prevención y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares?
Sí, la financiación de los patronos de la Fundación Pro CNIC, entre la que se incluye la aportación de la Fundación Repsol, contribuye a que la investigación del CNIC repercuta directamente en el cuidado y la mejora de la salud de la población general. Parte de sus innovaciones se traducen en patentes que generan un retorno económico y favorecen el desarrollo del I+D+i de España. Además, gracias a la aportación de la Fundación Repsol, se seguirá identificando y formando a jóvenes brillantes que muestran interés por la ciencia y por la investigación desde etapas tempranas de su educación y que son ya parte de la cantera de investigadores de excelencia de nuestro país.
Háblenos un poco de esas investigaciones y avances...
Tenemos tres ejemplos: por una parte, la comercialización de la polipíldora, desarrollada por el CNIC, ha generado ya royalties de más de 1,5 millones de euros convirtiéndose en el primer fármaco aprobado en Europa para la prevención secundaria cardiovascular. Otro es la nueva patente en imagen cardiaca del CNIC, que ha acortado los tiempos de la resonancia magnética de 40 minutos a menos de uno. Esta tecnología es imprescindible para ver la función y la anatomía del corazón. La sustancial reducción de tiempo tendrá una importante repercusión en el bienestar del paciente, en la eliminación de las listas de espera y en un diagnóstico más preciso para un mayor número de personas. Por último, el biomarcador para el diagnóstico de miocarditis aguda identificado en el CNIC ha permitido desarrollar un biosensor capaz de distinguir entre dicha enfermedad y un infarto en solo 30 minutos con una muestra de sangre del paciente para, así, poder tratarlo adecuadamente.
¿Encontrará el CNIC una polipíldora que cambie nuestros hábitos de vida?
Es una pregunta metafórica muy interesante, pero realmente va a ser difícil que encontremos una píldora mágica... Entre los proyectos del CNI tenemos unos orientados a los niños a edades tan tempranas como 3 a 5 años, que es donde realmente hemos visto que la intervención para hacerles conocer mejor la salud cardiovascular sí que tiene un impacto en la reducción del desarrollo y factores de riesgo, como pueden ser obesidad y diabetes o prediabetes, etcétera.