La digitalización y la tecnología se alían para ayudarnos a ahorrar energía
El auge del comercio electrónico, la extensión del trabajo en remoto o el hecho de que cada vez más gestiones cotidianas se puedan realizar únicamente online son probablemente las muestras más evidentes de que a raíz de la pandemia el proceso de digitalización ha avanzado a gran velocidad en prácticamente todos los ámbitos.
Pese al impulso a la digitalización que se ha dado en España en el último año, aún queda mucho por hacer. Así, el 4º Estudio del Índice de Madurez Digital en las empresas en España de la consultora INCIPY da como resultado una nota media de 5,7 sobre 10, si bien muestra un avance considerable respecto al pasado año, en que la calificación fue de 4,6. Esta investigación destaca que el 74% de las empresas han acelerado su Hoja de Ruta Digital.
Y es que para que una empresa se digitalice, no basta con permitir trabajar desde casa o en dotarse de más equipos informáticos, plataformas y herramientas digitales: implica un cambio profundo de mentalidad, otra forma de enfocar los servicios y una cuidadosa planificación de cómo sacar el máximo partido a una ingente cantidad de datos digitalizados en beneficio de la compañía y de sus clientes, poniendo la tecnología a su servicio.
En el sector energético, la introducción de estas tecnologías “está suponiendo un antes y un después en la manera en la que producimos, transportamos y usamos la energía”, destaca el informe ‘Digitalización en el sector energético español: una introducción’, elaborado por el Club Español de la Energía. Según este documento, “la transformación digital ofrece grandes oportunidades para mejorar temas clave para el sector como la productividad, la seguridad, la eficiencia o la sostenibilidad medioambiental, pero también conlleva retos relevantes, como la seguridad y privacidad de la información”.
Transformación digital y transición energética van de la mano
Tanto industria como empresas u hogares están adoptando soluciones tecnológicas que analizan grandes cantidades de datos para lograr un uso más eficiente de la energía. Esto no solo contribuirá a un ahorro considerable en la factura energética, sino a un mayor cuidado del medioambiente.
Un ejemplo de las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías son los sistemas de gestión de la energía avanzados o EMS (siglas en inglés de Energy Management System) que monitorizan, controlan y optimizan consumos energéticos. Su objetivo es facilitar una gestión energética más sencilla, inteligente y económica, y de mayor calidad. De este modo, cualquier usuario puede ser partícipe en la transición energética, no solo contribuyendo a la reducción de emisiones de CO2 y otros impactos medioambientales, sino también consiguiendo ahorro –sin reducir su nivel de confort– y mejoras tangibles en el estilo de vida de cualquier hogar o en el funcionamiento de cualquier empresa.
En su implantación, el sector industrial –y muy especialmente el energético– ha ido por delante. Como explica Cristina Corchero, directora del Energy Systems Analytics Group en IREC (Instituto de Investigación en Energía de Catalunya), “ningún país tiene esto implementado de forma avanzada a nivel de usuario final. Se está moviendo más y acelerando mucho en el mundo industrial, porque los costes son más altos. En este sentido, las Empresas de Servicios de Energía (ESCOS) han dado un paso adelante”.
Repsol es una de esas compañías que ha apostado por desarrollar su propio EMS, que en su fase inicial se está probando en empresas de distintos sectores, para conseguir importantes ahorros en la gestión de la climatización y la cadena de frío.
La factura inteligente facilita el ahorro energético en las viviendas
Por otra parte, Corchero apunta que, en el ámbito doméstico, “la incursión de estas tecnologías será más lenta pero constante. Lo más cercano es la factura inteligente, que saca provecho de los contadores inteligentes (los denominados Smart Meters, detrás de los cuales hay herramientas de inteligencia artificial que se alimentan de sus datos), para enseñarte qué podías haber hecho mejor. Te comparan con otros usuarios o te dan consejos. Hay comercializadoras que ya te lo ofrecen en diversas apps”.
Ese es el caso de Repsol, que recientemente ha puesto a disposición de sus clientes de electricidad y gas la app Vivit, que ofrece una gestión individualizada del consumo energético en el hogar.
Según la experta, los principales frenos para la implantación de estas herramientas de control domótico “están en el usuario, o bien por falta de interés o no encontrarle la utilidad, o por miedo a lo que pasará con sus datos”. Por ello, Cristina Corchero incide en que “es muy importante que la información sea clara, accesible y transparente, que puedas hacer un rastreo de quién está tratando tus datos y qué está haciendo con ellos”.
En este sentido, Repsol trabaja por ofrecer a sus clientes aplicaciones útiles de los avances tecnológicos encaminados a lograr un mayor ahorro energético con todas las garantías. La compañía empezó a implantar un ambicioso programa de digitalización hace más de dos años, que está transformando la compañía y su forma de interactuar con sus clientes. Actualmente, cuenta con más de 280 iniciativas en curso de las que aproximadamente el 60% tienen un impacto directo en sostenibilidad.