Lo que comemos condiciona nuestro bienestar emocional y salud cerebral
Alrededor de 120 accionistas siguieron con gran interés este webinar, a cargo de Noemí Lobo Ruiz, dietista-nutricionista de The Corporate Gym & Wellbeing. En la parte final de la sesión, la experta respondió a las preguntas de los asistentes.
El objetivo de la charla era conocer la relación entre la alimentación y la felicidad, valorando la importancia de una dieta saludable, que contribuya a mejorar nuestra calidad de vida.
Además de llevar una correcta alimentación, para alcanzar un buen equilibrio es necesario cuidar la salud mental, asegurar un buen descanso y dedicar un tiempo al ejercicio físico. Esos cuatro pilares están muy relacionados entre sí, como quedó de manifiesto durante la presentación.
Noemí Lobo recalcó la importancia de basar nuestra dieta en una gran variedad de alimentos frescos y de origen vegetal, seguir las proporciones del plato saludable que recomienda la Universidad de Harvard, y tener una relación saludable con la comida. Lo hizo aportando una batería de consejos muy útiles para asegurar una correcta alimentación.
Por otra parte, la dietista-nutricionista hizo un repaso de los malos hábitos alimentarios y falsos mitos en nutrición que hay que combatir, como seguir dietas demasiado restrictivas que prescinden de nutrientes esenciales, o consumir un exceso de azúcar, sal, grasas saturadas y alimentos procesados.
Los nutrientes que generan mayor bienestar
Noemí Lobo incidió en el papel clave que tienen los neurotransmisores tanto en desencadenar como en contrarestar el estrés. En este sentido, hizo hincapié en la serotonina, por ser el neurotransmisor responsable de la relajación y el bienestar, y además, encargado de regular los ciclos de vigilia y sueño.
Para sintetizarla se necesita triptófano, un aminoácido esencial que regula el hambre e interviene en los procesos de memoria y aprendizaje, entre otros. Nuestro organismo puede generarlo a través de una buena higiene del sueño y a la ingesta de determinados grupos de alimentos, como leche y derivados lácteos, pescado y carne, huevos, legumbres, frutos secos, cereales integrales y frutas (en especial el plátano, la piña y el aguacate).
Proteger la microbiota, clave para el cerebro
Seguir una dieta saludable ayuda a tener un equilibro en la microbiota intestinal, conjunto de microorganismos vivos que se encuentran en nuestro intestino y que tiene un efecto directo sobre nuestro cerebro, a la vez que el estrés que sufrimos o desequilibros en los neurotransmisores tiene un efecto directo en nuestra microbiota.
Si la macrobiota no está sana, puede generar biotoxinas hacia nuestro cerebro. Una buena opción para fortalecer la microbiota es consumir probióticos: yogur natural, kéfir, chucrut…