Ecoáridos: la solución sostenible de Repsol para descarbonizar la industria
Si alguna vez nos preguntan cuál es la segunda materia prima más consumida por el ser humano después del agua, probablemente ninguno de nosotros dará con la respuesta correcta: los áridos. Y es que según la Asociación Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos (ANEFA), son estas arenas, gravas y rocas fragmentadas, fundamentales para la construcción de infraestructuras, la edificación y la industria, la medalla de plata de ese podio.
En 2021, cada español ha consumido de media unos 2.880 kilos anuales (7,9 kilogramos diarios). Por ejemplo, el 80% del hormigón está compuesto por áridos, así como el 94% de los materiales necesarios para construir una carretera. Por esa razón, poner el foco en ellos como ha hecho Repsol con su proyecto de ecoáridos, dentro de su estrategia de economía circular, puede ser revolucionario.
Este ecoárido se produce al mezclar las cenizas procedentes de la incineración de residuos sólidos urbanos con CO2 capturado, el cual queda fijado en forma de carbonatos, obteniendo un material con propiedades adecuadas al uso en construcción. Y es uno de los grandes ejemplos de cómo la economía circular puede ayudar a sectores tan estratégicos como el de la construcción en su camino hacia la sostenibilidad.
El proyecto de Repsol se desarrolla junto a la empresa británica O.C.O Technology Limited en las inmediaciones de las instalaciones de Petronor. La tecnología “se desarrolló originalmente como un método de tratamiento de suelos contaminados y desechos peligrosos, para reducir la toxicidad y facilitar la valorización”, cuenta el dr. Peter Gunning, responsable de I+D de O.C.O. “El uso y fijación de dióxido de carbono contribuye a la lucha contra el cambio climático, lo que supone realmente un beneficio extraordinario”.
La primera meta del proyecto es producir 56.000 toneladas anuales de ecoáridos, “lo que supone contribuir a construir alrededor de 50 edificios de 4 plantas y dos viviendas por planta”, señala Ainhoa Martín Morante, Innovation Project Manager en Petronor Innovación. El sistema se podría escalar a otras refinerías de la multienergética e incluso extender a todo el país. Esta es una de las razones por las que ha obtenido el apoyo de la Comisión Europea, con una ayuda de 3,2 millones de euros del Innovation Fund. Este programa premia proyectos innovadores de energía e industria limpias que contribuyan a la recuperación ecológica de la economía del continente y mantengan el impulso en su transición hacia la neutralidad climática.
El proyecto de ecoáridos de Repsol ha obtenido el apoyo de la Comisión Europea, con una ayuda de 3,2 millones de euros del Innovation Fund
Pero ¿cuál es la alquimia por la que al sumar desechos y CO2 se obtiene una materia prima sostenible? Así lo explica el dr. Gunning: “La tecnología de carbonatación acelerada (ACT) simplemente requiere tres cosas: dióxido de carbono, agua y un sólido reactivo. El sólido reactivo contiene calcio, que se une con el dióxido de carbono para formar carbonato de calcio (o piedra caliza). Estos sólidos reactivos incluyen rocas o desechos naturales que se producen en grandes cantidades a partir de muchos procesos industriales comunes”.
En el proyecto de Repsol para generar ecoáridos, se parte de residuos sólidos urbanos, basura, desperdicio o desechos que generamos los ciudadanos en nuestra actividad doméstica habitual en los núcleos urbanos o sus zonas de influencia. ¿Qué recorrido hacen estos residuos? Primero, son trasladados a plantas de tratamiento donde se clasifican y recuperan ciertos materiales. El resto se envía al vertedero o a plantas incineradoras, donde se recupera la energía que contiene mediante procesos de combustión. Esto permite generar energía eléctrica y reducir su volumen, su peso y modificar su composición.
De esta incineración quedan escorias, chatarra y cenizas. “Son estas cenizas las que utilizamos como materia prima”, explica Martín Morante. “Están consideradas por la legislación europea como residuos peligrosos, debido a su alto contenido en sales solubles, cloruros, sulfatos y metales pesados... La técnica de mineralización disminuye ese carácter peligroso ya que consigue reducir significativamente la movilidad de los metales, estabilizando las cenizas y facilitando su reutilización como materia prima en construcción”.
Así, con este proyecto de producción de ecoáridos se consiguen varios objetivos que cumplen con las políticas de economía circular y sostenibilidad en la lucha contra el cambio climático, y se contribuye a alcanzar el objetivo de Repsol de ser una compañía cero emisiones netas en 2050. ¿Cómo? Ayudando a la descarbonización de la industria, ya que el CO2 generado no se emitirá a la atmósfera sino que se captura y acaba siendo reutilizado para la transformación de las cenizas, lo que además evita el depósito en vertederos.
Se estima que en la primera fase de este proyecto de ecoáridos se va a reutilizar 22.000 toneladas anuales de cenizas y se va a capturar 2.200 toneladas anuales de dióxido de carbono. Además, como explica el dr. Gunning, el material resultante “contienen algunos minerales reactivos residuales y continúa sufriendo carbonatación a través del contacto con el CO2 atmosférico después de que se haya fabricado”, es decir, que sigue capturando dióxido de carbono.
Con la llegada de estos ecoáridos al sector de la construcción, las futuras casas, carreteras y otras infraestructuras se pueden convertir en agentes capturadores de CO2. Otro sueño posible gracias a la ambición investigadora de Repsol por la descarbonización y a la innovadora tecnología de O.C.O.
Mira este vídeo para saber más de lo que significa la economía circular en Repsol:
Una estrategia de Economía Circular con certificado de AENOR
Desde 2016, Repsol trabaja en la implementación de los principios de la economía circular, no sólo fabricando productos con menor huella de carbono, sino también buscando la forma de hacerlo de manera más sostenible, como es el caso de los ecoáridos. Un fuerte compromiso con la transición hacia modelos de producción y consumo más circulares que ha sido refrendado con la certificación Estrategia 100% Circular de AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación).
A través del proceso de certificación, AENOR ha conocido en detalle los proyectos circulares en desarrollo en todos los países en los que opera la empresa, su firme compromiso con la cadena de valor, así como la implicación de las diferentes unidades de negocio y la alta dirección. Además, ha validado el alineamiento de la estrategia corporativa en economía circular con los pilares que sustentan dicha certificación: compartir, optimizar, virtualizar, intercambiar, regenerar, innovar y actuar con transparencia.
Esta certificación ayuda a Repsol a afianzar su determinación para seguir avanzando en la transición energética a través de modelos más circulares, contribuir al desarrollo sostenible y alcanzar el objetivo de compañía cero emisiones netas en 2050.