El águila perdicera recupera cielos de Aragón de la mano de Repsol
En el amanecer del pasado 20 de julio, cinco águilas perdiceras fueron liberadas en el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara (Huesca). Hay un instante, tras abrirse el portón mallado del jaulón de aclimatación, en el que las aves parecen dudar de esa invitación a la libertad y que resulta profundamente humano (ver vídeo abajo). Lo hemos visto en tantas películas de trama carcelaria, en las que una apertura fortuita de las celdas despierta en los reclusos tanto las ansias de libertad como la duda ante la incertidumbre. “Me quedo o alzo el vuelo”, parecen pensar estos cinco ejemplares. Y al menos en ellos, una única decisión se acaba imponiendo: volar.
Andaluz, Aragón, Abiego, Alquézar y Adahuesca son las águilas perdiceras o de Bonelli protagonistas de esta historia de recuperación ecológica impulsada por el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente de Aragón (a través de su Dirección General de Medio Natural y Gestión Forestal), financiada por Repsol y con el apoyo técnico de la asociación GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat).
Esta ave rapaz es una de las más amenazadas de la comunidad autónoma de Aragón, hasta el punto de haber sido catalogada como “en peligro de extinción". La acción se enmarca dentro del plan de medidas complementarias desarrollado por la compañía multienergética y “definidas en las declaraciones de impacto ambiental de los parques eólicos asociados al complejo de Aguasvivas, pertenecientes al proyecto Delta I”, señala Carlos Rubio, Asset Manager de Delta I de Repsol.
Esta ave rapaz es una de las más amenazadas de la comunidad autónoma de Aragón, hasta el punto de haber sido catalogada como en peligro de extinción
“Ver cumplir etapas de una iniciativa como esta siempre es una satisfacción y, obviamente, la liberación es uno de los momentos clave que implica el cierre de una fase anterior y el inicio de una etapa de más incertidumbre, pero igual de emocionante, para la consolidación de los objetivos”, confiesa Diego Domínguez, SMA (Seguridad y Medio Ambiente) Wind & Solar Manager. La compañía tiene como objetivo primordial el cambio del modelo energético, con el objetivo de alcanzar cero emisiones netas en 2050. Y a la vez, apuesta por la generación continua de valor en las comunidades donde se están desarrollando sus proyectos renovables, como el complejo eólico Delta I, con el impulso de iniciativas sociales y el despliegue de otras medidas medioambientales. Entre ellas se incluye esta recuperación del águila perdicera, que demuestra el compromiso de Repsol con el entorno donde opera.
¿Por qué está en peligro de extinción un animal tan majestuoso como un águila? Emblema nacional en banderas y escudos de países como Estados Unidos o México, el águila es considerado un símbolo de poder y velocidad. Sin embargo, tampoco ella como especie puede librarse de los cambios que impone el progreso.
Su principal amenaza en la actualidad es la asociada a la electrocución y la colisión con tendidos eléctricos. Además, “siguen existiendo otra serie de factores secundarios que afectan a la mortandad de la especie, como son aquellos derivados de la persecución directa (disparos, trampas o venenos en cotos de caza menor) o los asociados a la transformación del hábitat (infraestructuras, reforestaciones que implican un descenso de su alimento), la escasez de recursos tróficos y las molestias humanas en áreas de cría”, explica Domínguez.
La población de águila perdicera en Aragón ha tenido un declive en los últimos 15 años del 35% y en la actualidad se cifra en solo 20 parejas. Un proyecto como este impulsado por Repsol, “no sólo incrementará el capital natural del entorno por su importancia en la cadena trófica [sucesión de relaciones entre los organismos vivos que se nutren unos de otros en un orden determinado], sino que además tiene una elevada repercusión en lo que a turismo ornitológico se refiere”.
En su recién estrenada libertad (geolocalizada, eso sí, por dispositivos GPS), el águila Abiego desplegó sus alas (estas aves pueden alcanzar una envergadura de 1,7 metros) e inició una aventura que le llevó a alcanzar las costas gallegas, aunque actualmente se encuentra en la zona de La Bañeza (León). Y Andaluz emprendió su propio viaje hasta el sur de Cantabria, aunque ya ha vuelto al área de liberación en la Sierra de Guara. El objetivo es que los ejemplares continúen su proceso de aclimatación y consolidación en el territorio, para que inicien en el medio plazo su propio ciclo reproductivo.
“El número de ejemplares a liberar en los siguientes años vendrá definido por la disponibilidad de pollos y por la implantación de los ejemplares anteriormente liberados en la zona”, señala Diego Domínguez. De hecho, los machos Andaluz y Aragón, proceden de la población silvestre de águila de Bonelli en Andalucía y otro, el macho Abiego, viene de la población reintroducida en Mallorca. Los dos restantes, el macho Alquézar y la hembra Adahuesca, nacieron en el centro de cría en cautividad de especies amenazadas que GREFA gestiona en Majadahonda (Madrid).
El proyecto contempla la liberación de un total de 25 pollos en 5 años. Pero la reintroducción de estos ejemplares en un hábitat que antes dominaban desde las alturas no basta. Es importante mantener el contacto y la colaboración de los agentes locales, los representantes del Parque Natural y de todas las asociaciones y sectores asociados. También con la sociedad local, que se potenciará mediante la realización de charlas divulgativas y de exposición de resultados, como medio de concienciación y divulgación de la conservación de la naturaleza y de la importancia de todas las especies autóctonas en el equilibrio de los ecosistemas.