Repsol Technology Lab, la ‘joya de la corona’ de la innovación de Repsol

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Si se camina por los pasillos del Tech Lab, situado en Móstoles (Madrid), en algún momento nos acabaremos cruzando con RobLab. Es un robot más parecido por sus capacidades a R2D2, el icónico personaje de Star Wars, que al roomba que podamos tener en nuestras casas. “Un compañero más, que incluso nos ameniza con música”, nos cuentan desde el centro de innovación de la compañía.

RobLab realiza el reparto diario de muestras y equipos entre los distintos laboratorios de este complejo de edificios que constituye el cerebro científico de Repsol. En él, 233 investigadores de 17 nacionalidades trabajan para hacer realidad el futuro: ser una compañía cero emisiones netas en 2050, liderar el proceso de descarbonización en el que estamos todos inmersos y generar valor en toda la cadena de actividad.

La innovación ha estado presente en el ADN de Repsol desde sus comienzos. La compañía multienergética se constituyó en 1987, pero la semilla de su Technology Lab echa sus raíces en 1944, como centro de investigación ligado a la actividad del extinto Instituto Nacional de Industria (INI). Hoy, el centro ocupa 50.000 m2 dedicados a la innovación, donde la tecnología es una herramienta fundamental para construir el modelo energético del futuro, más sostenible y eficiente, imprescindible para afrontar el reto de la descarbonización. Para ello, ejecutó una inversión de más de 64 millones de euros en 2021.

Entre sus avances más recientes se encuentran hitos como el lanzamiento de la gasolina de 100 octanos (2019), desarrollada íntegramente por los científicos de Repsol Technology Lab. Pero como en ciencia el futuro es la medida de todas las cosas, la lucha contra el cambio climático ha puesto el foco sobre el desarrollo de los combustibles renovables. Una solución tecnológica que contribuirá a descarbonizar significativamente la movilidad, tanto los biocombustibles avanzados producidos a partir de residuos, como los combustibles sintéticos, a partir de hidrógeno renovable y CO2 retirado de la atmósfera, que son capaces de reducir la huella de carbono hasta en un 100%.

La tecnología es una herramienta fundamental para construir el modelo energético del futuro, más sostenible y eficiente, imprescindible para afrontar el reto de la descarbonización
 

“En Repsol, la mayor parte de las investigaciones persiguen dar respuesta a un reto tecnológico de los negocios”, confirma Fernando Ruiz, CTO de Tecnología y Corporate Venturing, “bien sea optimizando alguna de nuestras plantas industriales, por ejemplo, a través de la robotización o digitalización, o mejorando la eficiencia de nuestros productos, haciéndolos más sostenibles”, asegura.

Ni una sola tecnología ni Repsol Technology Lab solo: hoy, los avances científicos y tecnológicos nacen de la creación de forma colaborativa. “Trabajamos en un modelo de Innovación Abierta, lo que significa que mantenemos una relación directa y estrecha con otros centros de investigación, centros tecnológicos, universidades o startups (en estas, a través del fondo de inversión Corporate Venturing, dotado con 50 millones de euros), con el objetivo de acelerar nuestros desarrollos propios, colaborar en la transferencia de conocimiento e impulsar el ecosistema emprendedor”, explica Fernando Ruiz. 

Gracias a este modelo, es posible cubrir todas las fases del proceso de innovación, desde la detección temprana de tecnologías que resuelvan los retos de la compañía multienergética, a la validación y escalado de tecnologías desarrolladas por terceros a través de relaciones múltiples y flexibles, “o la aceleración de los ciclos de innovación para conseguir que las soluciones tecnológicas lleguen al mercado lo antes posible”, comenta el CTO de Tecnología y Corporate Venturing.

A nivel patrimonial, Repsol Tech Lab es un conjunto de edificios situado, como decimos, en la ciudad madrileña de Móstoles. Pero existe otro Tech Lab virtual gracias al cual los científicos pueden trabajar desde cualquier parte del mundo o con cualquier colega al otro lado del globo. Es lo que ha posibilitado, por ejemplo, la colaboración con el proyecto de vanguardia en biología artificial encabezado por el científico español Juan Pérez-Mercader en la Universidad de Harvard (EE UU). “Contamos con laboratorios virtualizados, lo que significa que las muestras están digitalizadas; utilizamos tecnologías como el big data, el blockchain, el cloud... También, aceleramos nuestras investigaciones a través de la computación cuántica o la química computacional”, comenta Fernando Ruiz. 

Diversidad

Y en esos procesos de investigación en ocasiones se produce la serendipia. Así se conoce a un “hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual” (DRAE). Por ejemplo, Alexander Fleming descubrió en 1928 la penicilina cuando un hongo fortuito (del género Penicillium) acabó con un cultivo de bacterias que estaba estudiando. 

En Repsol Technology Lab fue el caso de la fotoelectrocatálisis. “La mayoría de las veces, los grandes avances, son fruto de muchas horas de trabajo e investigación” subraya Fernando Ruiz. “Y a la vez, no hay duda de que hay ocasiones en las que se empieza investigando una cosa y se acaba desarrollando otra distinta”. Esta tecnología made in Repsol surgió de un proyecto que se puso en marcha hace más de 10 años, con el objetivo de buscar soluciones para la descarbonización, y ha acabado suponiendo una forma disruptiva de producir hidrógeno renovable. 

“La investigación ha ido creciendo desde la primera prueba de concepto de la celda fotoelectroquímica, de no más de un 1 cm2, hasta la entrada en operación en noviembre de 2020 de la planta piloto instalada en el Tech Lab, y ya podemos visualizar su implantación comercial, con una planta demo en Puertollano, que entrará en operación en 2024”, resume el CTO de Tecnología y Corporate Venturing.

Junto a las grandes apuestas investigadoras, como las relativas a los combustibles renovables, Repsol Technology Lab tiene en marcha otros proyectos que pueden suponer importantes avances en descarbonización. Algunos están relacionados con la economía circular, una de las palancas clave del Plan Estratégico 2021-2025. Otros, con mejoras en eficiencia energética (los conocidos como EMS, Energy Management System) o de almacenamiento de calor o energía. 

“Sin duda, será la innovación la que nos ayude a encontrar las diferentes soluciones tecnológicas que nos permitan luchar contra el cambio climático. Lo que parece claro es que no será una sola tecnología la que nos lleve a la descarbonización y, por tanto, a lograr los objetivos climáticos en 2050”, asegura Fernando Ruiz. Una ambición que encarna a la perfección Repsol Technology Lab.

Repsol Technology Lab, un modelo tecnológico “HR Excellence in Research”

Repsol Technology LabRepsol Technology Lab logró en 2021 la certificación europea HR Excellence in Research (Excelencia de Recursos Humanos en la Investigación, en castellano). Este sello otorgado por la Comisión Europea supone un reconocimiento al compromiso de la compañía en el desarrollo y mejora continua de una estrategia de recursos humanos para los investigadores, de acuerdo a los principios de la Carta Europea del Investigador y del Código de Conducta para la Contratación de Investigadores.

HR Excellence in Research reconoce que Repsol garantiza procesos de contratación de investigadores abiertos, transparentes y basados en el mérito y la capacidad, y que, además, busca crear un ambiente de trabajo favorable para que los investigadores desarrollen su actividad en las mejores condiciones, lo que redunda en mayor valor añadido y capacidad de atracción de talento para Repsol Technology Lab. “Una de nuestras principales ventajas competitivas reside en nuestras personas, con las que mantenemos una relación fundamentada en el respeto y la confianza mutuos, algo que consideramos intrínseco a nuestra compañía y fundamental de cara a obtener un rendimiento y unos resultados excelentes”, afirma Fernando Ruiz.