¿Qué es el biogás, cómo se obtiene y para qué se utiliza?
“Es la economía, estúpido”. El eslogan más célebre que llevó en los años 90 al presidente norteamericano Bill Clinton a la Casa Blanca tiene hoy un parafraseo fácil en el que, además, no hace falta insultar: “Es la economía… circular”, y punto.
Con este nuevo modelo de producción y consumo se promueve la optimización de recursos, ya sea maximizando la vida útil de los productos, minimizando la generación de residuos, reciclándolos o dándoles una nueva vida. Un ejemplo perfecto de este camino virtuoso es la generación de biogás, un vector energético renovable ahora en auge que será fundamental tanto para el proceso de descarbonización de la economía como para la sostenibilidad energética de España y la Unión Europea.
Este tipo de energía renovable se obtiene mediante un proceso de digestión anaeróbica (en ausencia de oxígeno) de desechos orgánicos por la acción de diversos microorganismos, sobre todo bacterias y arqueas. Las principales fuentes de estos residuos son las industrias alimentarias, agrícolas y ganaderas.
También proceden de los entornos urbanos, donde se generan una gran cantidad de desechos biodegradables, como los lodos que recogen las estaciones depuradoras de aguas residuales o los restos de alimentos (de frutas y vegetales, carnes y pescado, posos de café…), que acaban preferentemente en ese contenedor de color marrón que ya vemos habitualmente en nuestras calles.
Esta energía renovable se obtiene mediante la 'digestión' de desechos orgánicos
El biogás, que está compuesto principalmente por metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2), tiene una versatilidad única como energía renovable, y es que puede usarse tanto para producir electricidad, como para generar calor o como carburante de vehículos. Para algunas de estas aplicaciones es necesario someterlo a un proceso de purificación (o upgrading) en el que se separa el CO2.
El biometano obtenido puede inyectarse directamente en las infraestructuras de gas natural existentes. Con la presión al alza de los precios de las materias primas a causa del conflicto de Ucrania, aprovechar cualquier fuente posible de energía renovable se ha vuelto crucial para garantizar la seguridad del suministro en Europa.
Además, como explica Vicente Bernal, científico sénior de la Dirección de Tecnologías para la Economía Circular del Repsol Technology Lab, “la fracción de las alimentaciones de las plantas de digestión anaerobia que no se transforma en biogás tiene un gran contenido en elementos con valor como nutriente, como el nitrógeno, el fósforo o el potasio, y se puede usar como fertilizante para devolverlo al campo”. Si hay un win-win de la economía circular, el biogás parece liderarlo.
El desarrollo del biogás en España
En España hay 146 instalaciones de biogás, con una producción energética de 2,74 TWh (teravatio-hora, equivalente a un billón de vatios-hora), según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). De las plantas operativas, solo cinco convierten el biogás en biometano y lo inyectan en la red de gasoductos.
“Comparado con el resto de Europa, donde hay cerca de 19.000 instalaciones y 725 inyectan biometano a la red gasista, el biogás ha experimentado un desarrollo modesto en España”, confirma IDAE.
Un retraso que se está convirtiendo en una gran oportunidad, como subrayan desde la Asociación Española del Gas (Sedigas): “El potencial nacional de producción de este gas verde alcanza los 163 TWh/año, lo que permitiría cubrir alrededor del 45% de la demanda”. Son previsiones extraídas de su informe Estudio de la capacidad de producción de biometano en España, elaborado por la organización en colaboración con las consultoras PwC y Biovic.
Para llegar a esas cifras óptimas, ven necesario poner en marcha 2.326 plantas especializadas a lo largo de todo el territorio, “con una inversión asociada estimada de 40.500 millones de euros -el equivalente al 3,6% del PIB- y la generación de cerca de 62.000 empleos, entre directos e indirectos, asociados a su operación y mantenimiento”.
Una de estas infraestructuras futuras es el proyecto de red de plantas de Impulsa Galicia en colaboración con Repsol, Naturgy y Reganosa, con una primera fase en la que las energéticas invertirán 146 millones de euros. El objetivo es transformar a gran escala excedentes de deyecciones ganaderas (conocidos como purines) y otros residuos en biometano, fertilizantes orgánicos y CO2 de origen biológico (y que, por tanto, es neutro en emisiones a la atmósfera).
Del biogás al hidrógeno renovable
El biogás también es un vector energético necesario para impulsar la emergente economía del hidrógeno renovable. Repsol, empresa líder en la producción y el consumo de hidrógeno en España, ya ha dado un salto adelante en este sentido con la producción en la planta de Cartagena de 10 toneladas de este gas renovable a partir de 500 MWh de biometano.
Este hito es una muestra más del esfuerzo de la compañía por transformar sus complejos industriales en polos multienergéticos capaces de generar productos descarbonizados. En su completo despliegue, evitaría la emisión de 500.000 toneladas anuales de CO2 equivalentes y se crearían hasta 600 puestos de trabajo directos y 1.900 indirectos.
Para que haya más iniciativas de estas características, el sector reconoce que hace falta un apoyo público mayor. Como señala Vicente Bernal, en otros países europeos “el éxito del biogás ha estado ligado a que ha habido muchas ayudas a los productores de biogás, ya sea con subvenciones a la construcción de las plantas o con subvenciones a su operación. En España ese tipo de subvenciones, ese tipo de incentivos, no han existido hasta ahora”.
Precisamente para apoyar el desarrollo del biogás, el Gobierno aprobó en 2022 la Hoja de Ruta del biogás, un documento que identifica los retos y oportunidades del desarrollo de este gas de origen renovable, y que plantea multiplicar por 3,8 su producción hasta 2030 para superar los 10,4 TWh. Las ayudas ascienden a 150 millones de euros.
Artículos relacionados
El hidrógeno renovable tiene su propio Guggenheim en Bilbao
Economía circular, una solución inspirada en la naturaleza
Cómo funciona una planta de generación de biogás
- Recepción de los desechos, que pueden requerir un tratamiento previo a la digestión.
- Digestión durante un período de 20 a 30 días de los residuos, sometidos a la descomposición por acción de microorganismos en ausencia de luz y oxígeno, mediante agitación y a una temperatura suave.
- Postratamiento: una vez generado el gas, el subproductos de la digestión (denominado digestato) se fracciona para separar los sólidos y el agua. Ambas fracciones pueden aprovecharse como enmienda de suelos o para fabricar fertilizantes orgánicos de alta calidad.
- Generación de energía eléctrica o térmica con biogás, que puede consumirse en la instalación donde se genera o bien incorporarse a la red eléctrica. Como alternativa, el biogás se puede purificar mediante un proceso denominado upgrading para la obtención de biometano y su inyección en la red gasista o su compresión para uso como combustible vehicular.