Acción y dividendo: la cifra de inversión con la que Repsol hace historia

La inversión orgánica es uno de los pilares fundamentales para el crecimiento y la sostenibilidad de cualquier gran empresa. Se trata de la inversión realizada en la investigación y el desarrollo de nuevos productos y tecnologías, en la mejora de los procesos y en la formación de los empleados. En otras palabras, es la inversión en el crecimiento propio para mejorar la competitividad y la capacidad de adaptación a los cambios del mercado.

Repsol es un ejemplo de esta política estratégica. En la presentación de resultados a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) el pasado mes de febrero, la compañía multienergética informó de que en 2023 prevé destinar a inversión orgánica más de 5.000 millones de euros. “La mayor cifra de nuestra historia en este aspecto”, ha declarado Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, y que es superior a los 4.182 del año anterior. El 35 % de ese capital se asignará a proyectos bajos en carbono, como marca el plan estratégico 2021-2025.

La transformación de los grandes centros industriales de la compañía concentra una parte relevante de las inversiones y representa la apuesta de Repsol por el futuro industrial de España

La transformación de los grandes centros industriales de la compañía, seis de ellos en la Península Ibérica, concentra una parte relevante de las inversiones y representa la apuesta de Repsol por el futuro industrial de España. Uno de estos hitos es la puesta en marcha en Cartagena de la primera planta de biocombustibles avanzados de España, a la que se destinará un total de 200 millones de euros. En total, a este desarrollo industrial se dedicarán 1.200 millones de euros. Otro tanto, a la apuesta de Repsol por las energías renovables. 2.400 millones irán al negocio de upstream y entre 200 y 300 millones, a la división comercial.

El beneficio para el accionista

La inversión orgánica es esencial para las empresas que quieren mantenerse a la vanguardia de su sector y garantizar su futuro a largo plazo. Al invertir en el desarrollo orgánico de la compañía, pueden impulsar su eficiencia, reducir costes, aumentar la productividad y, en última instancia, también su rentabilidad.

Además, la inversión orgánica puede tener importantes beneficios para los accionistas. Mejorando la competitividad y la rentabilidad de la empresa, se incrementa el valor de las acciones y se incide positivamente en la percepción del mercado. Esto puede llevar a un aumento del precio de los títulos y a un mayor retorno para los inversores.

En este ámbito, Repsol ha anunciado que en 2023 la remuneración en efectivo al accionista aumentará un 11 % en 2023, hasta los 0,70 euros brutos por acción, con lo que se adelanta el objetivo previsto en el Plan Estratégico para el año 2024. Para ello, el pasado mes de enero se incrementó hasta 0,35 euros brutos por acción el pago en efectivo distribuido a los accionistas. A esto se sumará un pago complementario de otros 0,35 euros brutos por acción tras su aprobación por parte de la Junta General Ordinaria de Accionistas de este año.

Adicionalmente, el Consejo de Administración de Repsol ha acordado implementar en 2023 un nuevo programa de recompra de acciones propias por un máximo de 35 millones de títulos y proponer a la próxima Junta General una reducción de capital mediante la amortización de 50 millones de acciones propias. Este programa es una forma de mejorar la retribución al accionista, como explicamos en nuestro número 37.
 

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